Horizontes de la Educación Emocional

 

Este segundo número de la Revista Internacional de Educación Emocional y Bienestar se compone de seis artículos que ofrecen al lector diversas posibilidades de reflexión para fortalecer los fundamentos y la práctica de la educación emocional, y vincularla con diferentes actores, disciplinas y realidades educativas. La amplitud en el espectro de acción y atención de este campo educativo da cuenta del impacto y la importancia que tienen las emociones y las competencias socioemocionales en el desarrollo humano, y la expresión social y cultural de las comunidades. En ese sentido, los horizontes de la educación emocional trazan una ruta que engloba no sólo la práctica educativa en sí, sino también la conducta y la expresión ética, cognitiva, corporal, social, cultural y, por supuesto, afectiva del ser humano.

Dos artículos abordan el tema de la educación moral y su intrínseca relación con la educación emocional. El texto de Bisquerra, Buxarrais, Martínez y Tey discute los fundamentos emocionales de la educación moral. La corriente dominante de la educación moral en la cultura occidental ha sido racionalista, en particular desde la propuesta de Kohlberg, quien a su vez se basó en la ética kantiana y en las etapas del desarrollo cognitivo de Piaget. Si bien Kohlberg significó, en su momento, una teoría novedosa que aportaba a la educación moral la importancia del diálogo y el pensamiento crítico para tomar decisiones frente a dilemas morales, el papel de la afectividad quedó desdibujado. En este texto se presentan las aportaciones de autores como Gilligan, Greene, Haidt y Prinz, que han introducido la importancia de las emociones en la toma de decisiones morales y, por tanto, la necesidad de una educación emocional integrada en la educación moral, desde una perspectiva tanto teórica como práctica.

El tema de la educación moral también es abordado en el artículo de Patiño, quien analiza el papel de las emociones y la imaginación en el desarrollo de la vida moral a través de los aportes de dos conocidas pensadoras contemporáneas: Martha Nussbaum desde el campo de la filosofía y Darcia Narváez desde la psicología moral. El texto expone la perspectiva de Narváez sobre los componentes de la vida moral y el papel de las emociones en la construcción de la imaginación comunal y la toma de decisiones éticas de un nivel superior. Por su parte, Nussbaum aporta el ideal del florecimiento humano, el juicio eudaimonista y la noción de capacidades humanas, entre las que sobresale la capacidad afectiva. Ambas autoras abonan a la mejor comprensión de la vida moral desde la consideración del papel central de las emociones en ella.

El texto de González Grandón expone el papel de la interocepción corporal en la educación emocional como llave para abrir la posibilidad a una educación emocional que no surja de un modelo funcionalista orientado a la recompensa, basado en estímulos y respuestas comportamentales, sino de experiencias socioemocionales situadas, interactivas y dinámicas. La autora analiza la potencialidad del desarrollo de la habilidad socioafectiva en sinergia con el entrenamiento autoconsciente corporal, atencional e interoceptivo como parte de las experiencias significativas de aprendizaje de la regulación emocional efectiva y asertiva que dé al sujeto un sentido de agencia y libertad.

El artículo escrito por López, Armenta, Gómez y Puerto trata sobre el bienestar emocional de los niños y niñas como componente psicosocial de la calidad de vida. Los autores argumentan que la expresión de las emociones es parte fundamental del desarrollo, la inteligencia y el bienestar emocional en las niñas y los niños y destacan la importancia de la participación de la familia como una relación de interacción y convivencia significativa para el desarrollo de la conciencia emocional, la regulación emocional en la expresión de necesidades, intereses e ideas de las niñas y los niños.

Por otro lado, el texto de Belykh aborda la educación emocional en una investigación cuya población está constituida por jóvenes universitarios y que intenta relacionar los conceptos de resiliencia e inteligencia emocional. La autora presenta los resultados más sobresalientes del estado del arte sobre el análisis de estos dos conceptos. Si bien la resiliencia ha sido estudiada con bastante precisión, en el aspecto pedagógico no hay muchas propuestas para su aprendizaje, y éstas se limitan a recomendar el modelaje y la necesidad de que el maestro brinde afecto a sus estudiantes. Por otro lado, la investigación de la inteligencia emocional ofrece un complemento metodológico para su enseñanza basado en procesos cognitivos para potenciar ciertas cualidades, entre ellas las que los investigadores de la resiliencia señalan como importantes. La autora propone que estas perspectivas puedan conformar un marco de referencia para lograr intervenciones educativas que promuevan un mayor empoderamiento del estudiante universitario a través del desarrollo de la inteligencia emocional y la resiliencia.

Finalmente, se ofrecen fundamentos para la educación emocional desde el campo de las neurociencias en el artículo “Música y emoción, un binomio inseparable”. Sus autores,  Oriola y Gustems, brindan al lector una reflexión acerca de la influencia de la música sobre las emociones, un tema que, si bien ha sido tratado a lo largo de la historia, no es sino hasta décadas recientes que se han desarrollado interesantes estudios científicos sobre esta relación. El texto relata las evidencias y aportaciones más notables de estos estudios, principalmente desde el enfoque de las neurociencias, así como sus posibles aplicaciones al campo de la educación emocional y los resultados que pueden obtenerse.

La variedad de enfoques, desde la moral hasta la neurociencia; de poblaciones, desde el jardín de niños hasta la universidad; de conceptos, desde la interocepción a la resiliencia, y de metodologías, desde el entrenamiento consciente corporal hasta la música, abren al lector un rico abanico de posibilidades que espera seguir desplegándose a través del diálogo creativo que se teje en el apasionante terreno de la educación emocional. Invitamos a los lectores y lectoras a navegar por las páginas de este segundo número y a sumarse a esta comunidad dialogante.

 

 

Universidad Iberoamericana Ciudad de México