El vocabulario emocional de los jóvenes
The Emotional Vocabulary of Young People
Raquel Gomis Cañellas
Universidad de Lérida, España
rgomis95@gmail.com
Núria Garcia Blanc
Universidad de Lérida, España
nuriagarciablanc97@gmail.com
Gemma Filella Guiu
Universidad de Lérida, España
gemma.filella@udl.cat
Agnès Ros Morente
Universidad de Lérida, España
agnes.ros@udl.cat
Ingreso: 18 de
enero de 2021.
Aceptación: 17 de
septiembre de 2021.
Cómo citar: Gomis, R., Garcia, N., Filella, G., y Ros, A. (2022). El vocabulario emocional de los jóvenes. Revista Internacional de Educación Emocional y Bienestar, 2(1). https://rieeb.ibero.mx/index.php/rieeb/article/view/22
Resumen
Si
entendemos la salud desde una perspectiva global, es decir, no sólo física sino
también mental, el bienestar emocional es clave para poder tener un completo
estado de salud. La adolescencia es una etapa en la que se producen muchos
cambios y las emociones juegan un papel fundamental. Así pues, la educación
emocional adquiere gran importancia en este periodo. Para entender las
emociones, el primer paso es tener conciencia emocional y, en este sentido, es
básico tener un buen vocabulario emocional, ya que poner nombre a las emociones
nos hace tener conciencia de ellas. Por este motivo, el siguiente estudio
consiste en examinar y hacer un análisis sobre el vocabulario emocional en
adolescentes. Para ello se ha contado con una muestra de 431 adolescentes de
entre 14 y 18 años, en concreto, 173 alumnos de segundo ciclo de ESO y 258
alumnos de bachillerato. Se ha analizado el vocabulario del alumnado mediante
una prueba estandarizada que consiste en escribir en tres minutos el número
máximo de emociones posibles. Una vez obtenidos los datos se ha realizado un
análisis estadístico, observando así las diferencias significativas entre las
diferentes variables del alumnado. Como principales resultados se ha obtenido que
el número de emociones tanto de ESO como de bachillerato no es muy elevado.
Además, hay más cantidad de palabras en las familias emocionales de emociones
negativas y la familia en la que más palabras se han escrito es la de tristeza
con gran diferencia con respecto a las otras, tanto en ESO como en bachillerato.
Palabras clave: educación emocional, vocabulario
emocional, conciencia emocional, educación secundaria obligatoria, bachillerato
Abstract
Understanding health from a
global perspective –not only physical but also mental–, emotional well-being is
key to achieve a complete state of health. Adolescence is a stage where many
changes take place and in which emotions play a fundamental role. Therefore,
emotional education acquires great importance in this period. To understand
emotions, the first step is to have emotional awareness. In this sense, it
becomes essential to have a vast emotional vocabulary because naming emotions
makes us aware of them. Hence, this study consists of an analysis of this
emotional vocabulary. The sample consists of 431 adolescents, high school
students (14 to 18 years old). We analyzed the students' vocabulary using a
standardized test that consists of writing in three minutes the maximum number
of words that describe emotions. Once we drew the data, we carried out a
statistical analysis through the SPSS.20 package, thus observing the
significant differences between the different variables of the students. The
main results show the number of written emotions is not very high. In addition,
there are more words in the negative emotional families, and the sad family is
the one with the most words written.
Keywords: emotional education, emotional vocabulary, emotional
awareness, high school
Introducción
Existen
suficientes evidencias de que la educación emocional es un pilar fundamental
para obtener un aprendizaje integral y completo (Bisquerra, 2011; Carpena,
2015; Bueno, 2017, entre otros). La conciencia emocional es una competencia
básica de la educación emocional (Bisquerra y Pérez, 2007), y para adquirir
esta competencia es esencial trabajar el vocabulario emocional. Es por ello que
esta investigación se ha centrado en el vocabulario emocional.
Las
competencias emocionales son “el conjunto de conocimientos, capacidades,
habilidades y actitudes necesarias para comprender, expresar y regular de forma
apropiada los fenómenos emocionales” (Bisquerra y Pérez, 2007, p. 69). Por lo
tanto, adquirir unas buenas competencias emocionales es esencial para tener una
buena educación emocional, teniendo así mejores probabilidades de éxito. Estas
habilidades son: la conciencia emocional, la regulación emocional, la autonomía
emocional, la competencia social y la competencia por la vida y bienestar.
Varios estudios han demostrado que un buen desarrollo de las competencias
emocionales ayuda a tener bienestar, por esto es muy importante desarrollarlas
en todas las etapas educativas (Ros-Morente et
al., 2017).
Las
emociones y la supervivencia están ligadas, por lo que, si un aprendizaje se ha
asociado con una emoción, el cerebro ve la necesidad de recordarlo para
utilizarlo en un futuro (Bueno, 2017). Esto nos indica que los procesos de aprendizaje
dependen de los cognitivos y emocionales (García-Retana, 2012). Por tanto, se
necesitan los dos para que el aprendizaje sea óptimo. La educación emocional es
muy importante para el desarrollo correcto de los niños y niñas, por lo tanto,
se debería incluir dentro de todas las etapas educativas. Actualmente las
emociones se dejan de trabajar cuanto más elevada sea la etapa educativa, ya
que se pone mucho más énfasis en los procesos cognitivos que en los emocionales
(García-Retana, 2012). Este hecho debería cambiar puesto que, como hemos
explicado anteriormente, sin las emociones no hay aprendizaje (García-Retana,
2012). Además, uno de los objetivos principales de la educación es que el
alumnado consiga un bienestar en todos los sentidos, teniendo en cuenta que el
bienestar tiene una dimensión personal pero también tiene una social, es
necesario que no sólo se centre la educación en la parte individual de la
persona (Bisquerra, 2011).
El objetivo
principal de este estudio es analizar el vocabulario emocional del alumnado de
segundo ciclo de educación secundaria obligatoria (ESO) y de bachillerato para
así saber cuántas emociones conocen de cada familia emocional.
Definición y clasificación de las emociones
El estudio
de las emociones es una cuestión que ha estado presente durante el transcurso
del tiempo. Ya antiguos filósofos hablaban de las emociones: Platón, en La República, nos decía que la mente
humana está formada por el razonamiento, el deseo y las partes emotivas;
Aristóteles nos exponía que las emociones no se representan como un módulo
separado, pero tienen gran importancia en la vida moral, ya que ésta la
entiende como la capacidad de sentir las emociones correctas en las
circunstancias correctas; Hume colocó las emociones en el centro del propio
carácter, y Spinoza nos decía que las emociones marcan la diferencia entre las
mejores y las peores vidas (Scarantino y Sousa, 2013). Las emociones son
básicas para la supervivencia, ya que son un mecanismo que permite acelerar las
respuestas hacia un estímulo dado (Bueno, 2017).
La teoría
clásica de las emociones expone que el número de emociones básicas varía de
acuerdo con las definiciones provistas por los diversos autores. Aunque existen
coincidencias entre las diversas posturas (Eliot y Hiruma, 2019), no hay un
consenso claro sobre cuántas emociones existen. El principal problema es
lingüístico, ya que es difícil dar nombre a lo que se realiza de forma no
consciente (Bueno, 2017). El término de emociones básicas surgió cuando Ekman,
Sorenson y Friesen (1969) identificaron con gran precisión, en diferentes
fotografías faciales de diferentes culturas, las emociones que retrataban los
rostros fotografiados: alegría, sorpresa, miedo, disgusto, ira y tristeza. Sin
embargo, hoy se sabe que las expresiones faciales de algunas emociones son
diferentes según la cultura en la que se investiguen (Jack, 2013); no obstante,
las expresiones físicas de las emociones básicas son iguales entre diferentes
culturas y etnias. De todos modos, las emociones no pueden ser discriminadas de
forma confiable sólo por factores fisiológicos (Scarantino y Sousa, 2013). Las
emociones más complejas, según la teoría básica de las emociones, se ven como
una experiencia simultánea de más de una emoción básica (Eliot y Hiruma, 2019).
Esto quiere decir que con la combinación de las emociones básicas se genera
todo el espectro de emociones. A partir de la teoría de las emociones básicas
surgió la teoría de la emoción multidimensional. Esta teoría incluye la idea de
las emociones básicas, pero añade diferentes niveles de graduación, así como
diferentes clasificaciones (Eliot y Hiruma, 2019). Las emociones pueden diferir
de acuerdo con la variación de ciertas dimensiones: intensidad, duración, tipo
y rango de los objetos intencionales (Scarantino y Sousa, 2013). Esta teoría
nos dice que hay emociones primarias, que serían las básicas, y emociones
secundarias (Damansio, 1994, citado en Eliot y Hiruma, 2019) y (Scherer y Wallbott,
1994). Las emociones primarias y secundarias, según Scherer y Wallbott (1994),
pueden sentirlas sólo los humanos, ya que los animales sólo pueden sentir las
emociones primarias. Además, Damansio (1994, citado en Eliot y Hiruma, 2019)
nos expone que todos los humanos pueden experimentar las emociones básicas, ya
que éstas son activaciones del sistema nervioso autónomo. En cambio, las
secundarias, sólo las vivencian aquellos humanos que tengan desarrollada
completamente la corteza prefrontal del cerebro y que no tengan ninguna lesión
en esta área. Por tanto, las emociones secundarias utilizan un mecanismo
adicional, menos inmediato, a partir de una interacción de las emociones
básicas, añadiendo los recuerdos y la acción mediadora de la corteza prefrontal,
pues de esta manera se crea una reacción emocional más compleja.
Actualmente
se sabe que el origen de la mayoría de las emociones se encuentra en la parte
más primitiva del cerebro (Bueno, 2017; Carpena, 2015). Dentro del cerebro, la
parte que genera las emociones son las amígdalas en cada hemisferio (Bueno,
2017). Éstas no son estructuras cerebrales aisladas, ya que forman parte de los
núcleos basales, cuya función es el control motor, la generación de emociones,
y participan en los procesos de cognición y aprendizaje (Bueno, 2017). Cuando
la amígdala pone en marcha el patrón de comportamiento correspondiente a la
emoción que ha sentido, pasa la información a la corteza cerebral, a una zona
más consciente y reflexiva. Por lo tanto, primero se es consciente de la
emoción experimentada y la acción realizada y, a continuación, esta reflexión
nos permite reorientar la emoción (Bueno, 2017).
Todo el
mundo experimenta emociones y no se requiere comprenderlas para sentirlas; sin
embargo, sí que hay que comprenderlas para poder hacer esta reconducción y
poder así flexibilizar y regular la conducta emocional, hecho esencial para
establecer relaciones socioafectivas y para controlar el comportamiento y
contribuir a la procuración de bienestar (Carpena, 2015). Las emociones son
vitales para hacer una regulación de la vida social (Scarantino y Sousa, 2013).
Así, las emociones tienen cambios en tres componentes:
-
Fisiológicos: cambios corporales involuntarios
-
Cognitivos: cambios de pensamiento.
-
Comportamentales: cambios de conducta.
Por lo
tanto, sentir una emoción u otra dependerá de la suma de la biología (ADN), el
ambiente y la situación determinada (Filella, 2014).
Varios
autores coinciden en dividir las emociones en: positivas y negativas.
(Bisquerra, 2000; Bueno, 2017, entre otros). Las emociones positivas son
aquellas que nos aportan bienestar y las emociones negativas son aquellas que
nos privan de él. Esto, sin embargo, no quiere decir que las emociones
positivas sean buenas y las negativas sean malas (Bisquerra, 2019). Todas las
emociones son legítimas y es correcto sentir todas. Los comportamientos que
surgen a partir de éstas son los que pueden ser valorados como social, moral o
éticamente buenos o no (Bisquerra, 2019; Carpena, 2015).
En cuanto a
la clasificación de estas emociones, Bisquerra (2015, 2019) expone el modelo
comprensivo sobre las emociones y sus características, intitulado El
Universo de las Emociones, que aporta a la estructura de las emociones
según la perspectiva de la educación emocional. Lo que pretende este modelo es
la creación de un mapa o cartografía que permita generar relaciones entre las
distintas emociones, para que sea más sencillo analizarlas. El objetivo
principal de este modelo es servir como herramienta pedagógica para visualizar
el mundo de los fenómenos afectivos. Este universo está dividido en diferentes
familias emocionales (galaxias de emociones) y cada una de éstas engloba un
conjunto de emociones que son similares; a veces pueden parecer sinónimos, pero
en realidad cada una tiene diferentes matices (Bisquerra, 2011). Las familias
emocionales que se definen en ese trabajo incluyen las siguientes emociones:
miedo, ira, tristeza, alegría, amor y felicidad como nodos principales, también
se incluyen la sorpresa, el asco, la ansiedad, las emociones sociales y las
emociones estáticas.
Teniendo en
cuenta esta clasificación, Bisquerra (2013, 2016) distingue, a su vez, dos
macro constelaciones:
-
Constelación de las emociones negativas: miedo, ira y tristeza.
-
Constelación de las emociones positivas: alegría, amor y felicidad.
Para esta investigación, se ha utilizado el modelo del Universo de las
Emociones para clasificar el vocabulario del alumnado. A continuación, se
muestra una tabla donde se muestra la clasificación de las emociones según este
modelo.
Tabla 1. Clasificación emociones adaptada de Bisquerra (2016)
Emociones negativas |
|
Miedo |
Temor, horror, pánico, terror, pavor,
desasosiego, susto, fobia, etc. |
Ira |
Rabia, cólera, rencor, odio, furia, indignación,
resentimiento, aversión, exasperación, tensión, excitación, agitación,
animadversión, animosidad, irritabilidad, hostilidad, violencia, enojo,
celos, envidia, impotencia, desprecio, acritud, animosidad, antipatía,
resentimiento, rechazo, recelo, etc. |
Tristeza |
Depresión, frustración, decepción, aflicción,
pena, dolor, pesar, desconsuelo, pesimismo, melancolía, autocompasión,
soledad, desánimo, desgana, añoranza, abatimiento, disgusto, preocupación. |
Asco |
Aversión, repugnancia, rechazo, desprecio. |
Ansiedad |
Angustia, desesperación, inquietud, inseguridad,
estrés, preocupación, anhelo, desazón, consternación, nerviosismo. |
Emociones positivas |
|
Alegría |
Entusiasmo, euforia, excitación, contento,
deleite, diversión, placer, escalofrío, gratificación, satisfacción,
capricho, éxtasis, alivio, alegría, humor. |
Amor |
Aceptación, afecto, cariño, ternura, simpatía,
empatía, interés, cordialidad, confianza, amabilidad, afinidad, respeto,
devoción, adoración, veneración, enamoramiento, comida, gratitud, interés, compasión. |
Felicidad |
Bienestar, satisfacción, armonía, equilibrio,
plenitud, paz interior, tranquilidad, serenidad, gozo, placidez, etc. |
Emociones ambiguas |
|
Sorpresa |
La sorpresa puede ser positiva o negativa. En
esta familia se pueden incluir: sobresalto, sorpresa, desconcierto,
confusión, perplejidad, admiración, inquietud, impaciencia. Relacionadas con
la sorpresa, pero en el otro extremo de la polaridad pueden estar
anticipación y expectativa, que pretenden prevenir sorpresas. |
Emociones sociales |
Vergüenza, culpabilidad, timidez, vergüenza ajena, bochorno, pudor, pudor, rubor, etc. |
Emociones estéticas |
Las emociones estéticas son las que se
experimentan ante las obras de arte y ante la belleza. |
Conciencia y vocabulario emocional
En relación con
el vocabulario emocional, es importante mencionar que los hombres y las mujeres
procesan las emociones de forma diferente (Spalek et al., 2015). Las mujeres son mejores distinguiendo las emociones
del miedo y la tristeza, así como interpretando las expresiones faciales
(Etxebarria et al., 2003). Además,
con respecto a las enfermedades mentales, las mujeres tienen más trastornos
relacionados con la depresión y la ansiedad y los hombres con trastornos
antisociales y con adicciones (Eaton et
al., 2011). Por tanto, no sería raro encontrar que las mujeres tengan más
vocabulario emocional en las familias emocionales de miedo, tristeza y
ansiedad. En cuanto a la lengua materna, ésta es un factor determinante a la
hora de percibir las emociones (Gaminde et
al., 2015). La lengua materna se aprende en contextos cercanos y, por lo
tanto, emocionalmente significativos, al contrario que las lenguas extranjeras,
las cuales normalmente se aprenden en contextos académicos, donde la carga
emocional es mucho menor (Ivaz, Costa y Duñabeitia, 2016). Por lo tanto, es
frecuente que en la lengua materna se cuente con un mayor vocabulario emocional
que en las lenguas extranjeras (Mavrou
y Bustos-López, 2018).
En
definitiva, la educación emocional es muy importante para tener bienestar y
saber actuar ante las diferentes situaciones que te vas encontrando el día a
día. Centrándose en una de las cinco competencias emocionales nombradas
anteriormente, la conciencia emocional, que es la primera, tiene un gran valor
puesto que, si no se tiene, es imposible identificar lo que se siente, ponerle
nombre y, además, no se podrá identificar lo que sienten los demás. Se puede
definir conciencia emocional como la capacidad para tomar conciencia de las
propias emociones y de las emociones de los demás (Bisquerra y Pérez, 2007).
Dentro de la definición de conciencia se pueden encontrar tres subapartados:
toma de conciencia de las propias emociones, comprensión de las emociones de
los demás y, finalmente, dar nombre a las emociones, y es aquí donde tiene gran
importancia conocer el vocabulario emocional (Bisquerra y Pérez, 2007).
Por este
motivo, esta investigación quiere poner énfasis en el vocabulario emocional,
para conocer el número de emociones y poder denominar lo que se está sintiendo.
De este modo, al identificar las reacciones, tanto fisiológicas como
comportamentales propias y de los demás, hace que sean reales y sea más fácil
comprender lo que se está sintiendo o lo que está sintiendo otra persona.
Método
Como se ha
podido observar, la educación emocional es muy importante para tener bienestar
y saber actuar ante las diferentes situaciones que se encuentran en el día a
día. Centrándose en una de las cinco competencias emocionales explicadas
anteriormente, la conciencia emocional tiene un gran valor ya que, si no se
ejercita, es imposible identificar las emociones que se experimentan, denominarlas,
e identificar lo que sienten los demás. Por este motivo, esta investigación
busca poner énfasis en el vocabulario emocional para reconocer la capacidad de
léxico emocional de los jóvenes estudiantes, y posteriormente comprender su
capacidad para nombrar aquello que sienten.
Objetivo
El objetivo
principal de este estudio es analizar el vocabulario emocional del alumnado
adolescente de segundo ciclo de ESO y de bachillerato. Se quiere conocer la
cantidad de vocabulario emocional del alumnado para hacer un análisis
descriptivo y saber dónde se tiene que intervenir en un futuro próximo. La
variable dependiente estudiada es la cantidad de vocabulario emocional que el
alumnado escribe en cada familia emocional y las variables dependientes en las
que se centra el estudio son: sexo, lengua materna y curso escolar.
Población y muestra
La muestra
es un subgrupo de la población que se quiere investigar. Ésta debe ser
representativa de la población general (Hernández-Sampieri, Fernández-Collado y
Baptista-Lucio, 2014). Con esta muestra se pretende generalizar los resultados
de la población estudiada. La selección de la muestra de esta investigación es
no probabilística, debido a que se tiene convenio con la institución donde se
ha pasado la prueba.
Este estudio
cuenta con una muestra de 431 alumnos: 258 de bachillerato (148 de primero y
110 de segundo) y 173 de ESO (77 de tercero y 96 de cuarto). Los estudiantes
provienen de seis clases de segundo ciclo de ESO (tres de tercero y tres de
cuarto) y ocho clases de bachillerato (cuatro de primero y cuatro de segundo).
Las clases de bachillerato están conformadas por diferentes tipos de
modalidades vocacionales: científico, social, humanístico, internacional,
artístico plástico y artístico escénico.
De los
alumnos de ESO, 47.5% (82 alumnos) son población masculina y 52.5% (91 alumnos)
es femenina. De ésta, 34.7% (39 alumnos) tiene como lengua materna el catalán; 31.2%
(54 alumnos) el castellano; 11.6% (20 alumnos) ambas lenguas, y 22.5% (39
alumnos) otras lenguas. En cuanto a bachillerato, la población masculina es de
41.5% (107 alumnos) y la femenina de 58.5% (151 alumnos). En cuanto a la lengua
materna, 42.2% (109 alumnos) hablan catalán; 31.8% (82 alumnos) castellano; 16.3%
(42 alumnos) ambas lenguas, y 9.7% (25 alumnos) otras lenguas. En relación con la
edad, 0.4% (1 alumno) tiene quince años, 39.5% (102 alumnos) dieciséis años, 46.9%
(126 alumnos) diecisiete años, 12% (31 alumnos) dieciocho años y 1.2% (3
alumnos) diecinueve años.
El alumnado
procede de un centro educativo de titularidad pública de Cataluña, por lo
tanto, la lengua vehicular es el catalán, aunque también se estudie español y
una lengua extranjera (inglés, francés o alemán). El entorno es urbano, y está
situado en un municipio de unos 100 000 habitantes, aproximadamente. Hay
bastante diversidad en cuanto a la procedencia del alumnado, pues hay quienes
nacieron en otros lugares del Estado español y también quienes nacieron fuera
del país, principalmente de origen magrebí y sudamericano. Por lo tanto, la lengua
materna del alumnado es muy variable. El nivel socioeconómico de las familias
es diverso, aunque la gran mayoría es de nivel medio.
Instrumentos
Para conocer
el vocabulario emocional del alumnado se realizó una prueba, la cual se inspira
en la realizada por Bisquerra y Filella (2018), y que consiste en escribir en
tres minutos el número máximo de palabras sobre emociones que conozcan, no
solamente las que hayan sentido. Adicionalmente, se preguntaron datos
demográficos relevantes: edad, sexo, curso escolar y lengua materna.
Las
instrucciones para realizar la prueba son las siguientes:
Ahora os
repartiremos ½ folio y no podéis hacer nada hasta que no diga ‘YA’. De momento
sólo escuchad las instrucciones. En primer lugar, rellenad los datos personales
que están anotados en la pizarra. Cuando diga ‘ya’, pero no antes, comenzad a
escribir todas las palabras que conozcáis que sean emociones. Escribid todas
las que podáis durante 3 minutos. Al haber pasado los tres minutos diré ‘Basta’
y entonces, parad de escribir y entregad el papel. ¿Alguien tiene alguna duda?
Muchas gracias a todos.
Datos para anotar: Iniciales nombre y apellidos, sexo,
edad, curso y lengua materna.
Procedimiento de recogida de datos
Primeramente,
los datos obtenidos en la prueba se colocaron en una base de datos en formato
SPSS 2.0.
Se
incluyeron las variables independientes (edad, curso, lengua materna y sexo),
el número total de palabras, el número total de emociones y las diferentes
familias emocionales con las emociones correspondientes de cada una. De esta
manera se puede analizar no sólo cuántas palabras conocen, sino también cuántas
pertenecientes a cada familia emocional. Se generó una base de datos para ESO y
una base de datos de los estudiantes de bachillerato.
Seguidamente,
una vez obtenida la base de datos de las emociones, se ha calculado la media,
teniendo en cuenta las variables independientes, y también la media total. Finalmente,
se realizó un análisis varianza (ANOVA), para comparar las medias entre los
grupos de variables independientes.
Resultados
A partir del análisis ANOVA, se han podido obtener los siguientes
resultados que se han clasificado en segundo ciclo de ESO y bachillerato.
Los resultados obtenidos en la ESO en los que han salido diferencias
significativas son:
Tabla 2. Resultados
ESO
Variable independiente sexo |
||||
|
|
Media |
F |
Significación |
Ansiedad |
Masculino |
0.47 |
4.519 |
.035 |
Femenino |
0.76 |
|||
Felicidad |
Masculino |
0.54 |
8.059 |
.005 |
Femenino |
0.86 |
|||
Variable lengua materna |
||||
|
|
Media |
F |
Significación |
Número de palabras |
Catalán |
12.02 |
7.466 |
.000 |
Castellano |
10.24 |
|||
Catalán y castellano |
9.70 |
|||
Otras |
6.56 |
|||
Número de emociones |
Catalán |
9.97 |
11.969 |
.000 |
Castellano |
8.52 |
|||
Catalán y castellano |
8.05 |
|||
Otras |
6.56 |
|||
Tristeza |
Catalán |
2.52 |
7.116 |
.000 |
Castellano |
2.06 |
|||
Catalán y castellano |
2.00 |
|||
Otras |
1.59 |
|||
Alegría |
Catalán |
1.32 |
2.799 |
.042 |
Castellano |
1.04 |
|||
Catalán y castellano |
0.95 |
|||
Otras |
0.92 |
|||
Amor |
Catalán |
1.32 |
4.814 |
.003 |
Castellano |
0.87 |
|||
Catalán y castellano |
0.90 |
|||
Otras |
0.49 |
|||
Felicidad |
Catalán |
0.92 |
3.830 |
.011 |
Castellano |
0.72 |
|||
Catalán y castellano |
0.45 |
|||
Otras |
0.49 |
|||
Variable independiente curso |
|
|
||
|
|
Media |
F |
Significación |
Número de palabras |
Tercero |
8.75 |
25.214 |
.000 |
Cuarto |
11.67 |
|||
Número de emociones |
Tercero |
7.48 |
17.993 |
.000 |
Cuarto |
9.36 |
|||
Tristeza |
Tercero |
1.74 |
18.718 |
.000 |
Cuarto |
2.40 |
|||
Asco |
Tercero |
0.66 |
16.494 |
.000 |
Cuarto |
0.34 |
|||
Ansiedad |
Tercero |
0.31 |
19.672 |
.000 |
Cuarto |
0.89 |
|||
Amor |
Tercero |
0.55 |
19.495 |
.000 |
Cuarto |
1.26 |
|||
Felicidad |
Tercero |
0.57 |
4.745 |
.031 |
Cuarto |
0.81 |
Fuente:
elaboración propia.
En cuanto al sexo, se puede observar que, a pesar de que hay diferencias
entre las diferentes medias, las que son significativas son la familia de la
ansiedad y la de la felicidad:
En cuanto la lengua materna, se puede observar que, a pesar de que hay
diferencias entre las diferentes medias, las que son significativas son las del
número de palabras, número de emociones, la familia tristeza, la familia
alegría, la familia amor y la familia felicidad:
Y en cuanto al curso, se puede observar que, a pesar
de que hay diferencias entre las diferentes medias, las que son significativas
son las del número de palabras, número de emociones, la familia tristeza, la
familia asco, la familia ansiedad, la familia amor y la familia felicidad.
También se puede observar que, en la muestra de ESO, la media de palabras
escritas totales es de 10.38 y de emociones escritas total es de 8.52. Además,
que la familia a la que hay más palabras en promedio (2.10) es la de la
tristeza y la familia que hay menos palabras en promedio (0.17) es la de la de
sorpresa.
Los resultados obtenidos para el bachillerato se muestran a continuación.
Tabla 3. Resultados bachillerato
Variable
independiente sexo |
||||
|
|
Media |
F |
Significación |
Miedo |
Masculino |
0.48 |
5.469 |
.02 |
Femenino |
0.65 |
|||
Asco |
Masculino |
0.34 |
7.833 |
.006 |
Femenino |
0.54 |
|||
Ansiedad |
Masculino |
0.84 |
5.923 |
.16 |
Femenino |
1.15 |
|||
Variable
lengua materna |
||||
No hay diferencias significativas |
||||
Variable
independiente edad |
||||
|
|
Media |
F |
Significación |
Sorpresa |
Quince |
0.00 |
2.466 |
.046 |
Dieciséis |
0.12 |
|||
Diecisiete |
0.10 |
|||
Dieciocho |
0.10 |
|||
Diecinueve |
0.67 |
Fuente: elaboración propia.
En cuanto al sexo, se puede observar que, a pesar de que hay diferencias
entre las diferentes medias, las que son significativas son la de la familia
miedo, la familia asco y la familia ansiedad.
En cuanto al idioma materno, se puede observar que, a pesar de que hay
diferencias entre las diferentes medias, no hay diferencias significativas en
esta variable.
En cuanto a la edad, se puede observar que, a pesar de que hay diferencias
entre las diferentes medias, la que es significativa es la de la familia
sorpresa.
También se puede observar que en la muestra de bachillerato la media de
palabras escritas totales es de 11.43, y de emociones escritas total es de 9.64.
Que la familia en la que hay más palabras en promedio (2.38) es la de la
tristeza y la familia en la que hay menos palabras en promedio (0.11) es la de
la de sorpresa. En síntesis, el número de emociones tanto de ESO como de bachillerato
no es muy elevado, por lo tanto, es necesario aumentar este vocabulario
emocional en ambos ciclos.
Además, hay más cantidad de palabras en las familias emocionales de
emociones negativas, y la familia de emociones en la que más palabras se han
escrito es la tristeza, con gran diferencia en relación a las otras, tanto en
ESO como en bachillerato. Por lo tanto, es necesario aumentar el vocabulario
emocional en las otras familias emocionales también.
Discusión y conclusiones
La educación emocional en el aprendizaje es muy importante para que sea
significativo (Bueno, 2017). Es por ello que hay que trabajar las diferentes
competencias emocionales y así poder desarrollar la inteligencia emocional
(Bisquerra y Pérez, 2007). Es por este motivo que este trabajo se ha centrado
en una de las competencias emocionales: la conciencia emocional. Uno de los
pilares fundamentales de esta competencia es el vocabulario emocional.
El objetivo
principal de este estudio fue analizar el vocabulario emocional del alumnado de
segundo ciclo de ESO y de bachillerato para saber cuántas emociones conocen los
alumnos escolarizados en este momento educativo y evolutivo. Con este análisis
se ha encontrado que el promedio de emociones que ha escrito el alumnado no es
muy alto. Aunque hubo una diferencia entre la ESO (8.53 de media) y el
bachillerato (9.62 de media), en números netos, el vocabulario emocional no es
muy elevado en ambos casos, lo que hace que sea necesario enfatizar este
aspecto en la formación de los estudiantes.
También se
ha observado que, tanto en la ESO como en el bachillerato, si se tiene en
cuenta la variable independiente del sexo, el femenino escribe más palabras en
las familias emocionales de ansiedad, lo que concuerda con la literatura, ya
que, como se ha explicado, el sexo femenino suele tener más trastornos de
ansiedad (Eaton et al., 2011), y
simultáneamente conoce más el vocabulario de esta familia de emociones. También
se ha obtenido en la ESO que el sexo femenino reporta más palabras dentro de la
familia emocional de la felicidad, y en el bachillerato en la del asco y el
miedo, resultados que igualmente concuerdan con investigaciones previas que
indican que las mujeres son más capaces de distinguir las emociones derivadas
del miedo (Etxebarria et al., 2003).
Habría que
investigar con más profundidad la causa de esta diferencia de familias
emocionales entre ESO y bachillerato para determinar si la causa deriva de una
diferencia evolutiva según el ciclo que se esté cursando, o quizá de otros
factores de orden sociocultural.
En cuanto a
la lengua materna, se ha obtenido una gran diferencia entre la ESO y el
bachillerato, ya que en la ESO en el número total de emociones y las familias
emocionales de tristeza, alegría, amor y felicidad han obtenido diferencias
significativas; en cambio, en el bachillerato no ha habido diferencias
significativas en ninguna de las familias emocionales. Como se ha dicho con
anterioridad, la lengua materna es determinante a la hora de aprender las
emociones (Gaminde et al., 2015); por
lo tanto, tiene sentido que en la ESO la gran mayoría de alumnado que tiene de
lengua materna el catalán, obtenga un número más elevado de vocabulario. El
hecho de que en bachillerato no se dé, podría deberse a que la gente que hace
el bachillerato, en su mayoría, es alumnado con un nivel alto en todas las
materias, por tanto, tienen el vocabulario más desarrollado, o bien, cuentan
con más años sostenidos de inmersión en la cultura de la lengua catalana.
En cuanto a
la ESO, el nivel es más heterogéneo y, por tanto, no tienen el vocabulario tan
desarrollado. Sin embargo, para poder hacer esta afirmación habría que hacer otro
estudio con una muestra más grande y en diferentes institutos.
En cuanto al
curso escolar, en la ESO se encontraron diferencias significativas en el número
total de emociones, así como en las familias emocionales de tristeza, asco,
ansiedad, amor y felicidad. En cambio, en bachillerato, en la única familia
emocional que se ha encontrado diferencias significativas ha sido en la de la
sorpresa. Este hecho puede ser debido a que a medida que van pasando los grados
escolares el vocabulario se va enriqueciendo, y cuando más se trabaje, más se
interioriza.
Hacer un
análisis del vocabulario emocional sirve para saber qué carencias y qué
fortalezas tiene el alumnado en su léxico emocional y, de este modo, poder
aprovechar las fortalezas mejorando así las carencias que pudieran existir. De
esta manera se puede trabajar la conciencia emocional, aprendiendo a nombrar
aquello que se está sintiendo de forma cada vez más gradual o específica. El
hecho de poner nombre a lo que se siente hace que esta emoción se interiorice y
se comprenda mejor, ya que, si no se sabe nombrar una cosa, esta cosa no
termina de caracterizarse, y entonces no se logra identificar.
En cuanto a
las perspectivas de futuro, sería interesante que dentro del currículo escolar
y dentro de los planes y programas educativos que se llevan a cabo, se tuviera
en cuenta la educación emocional y se llevaran a cabo diferentes actividades,
programas, proyectos, etc., sobre las emociones. De este modo, el alumnado
saldrá mejor preparado y con mayor competencia para gestionar su bienestar
emocional, incluso en la vida adulta. Por este hecho, es muy importante hacer
una buena transferencia de las investigaciones que se llevan a cabo sobre
educación emocional, así como de los diferentes proyectos, a fin de que las
escuelas, institutos u otros centros educativos puedan reproducirlos y ponerlos
en práctica.
En
conclusión, se puede afirmar que la educación emocional es un pilar fundamental
en la educación para lograr un aprendizaje integral. En ese sentido, el saber nombrar
las emociones es uno de los muchos factores clave que se necesitan para formar
ciudadanos emocionalmente competentes y, de este modo, favorecer la creación de
una sociedad con mayor bienestar emocional y salud mental.
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