Resultados de un programa de educación socioemocional para fomentar el autoconocimiento y las relaciones sanas de pareja en estudiantes universitarias mexicanas
Outcomes of a Socio-emotional Education Program to Promote Self-awareness and Healthy Couple Relationships in Mexican Female University Students
Mirelur González-Oronoz
Universidad de Deusto, España
mirelur.gonzalez@opendeusto.es
ORCID: 0000-0002-1805-7983
Ingreso: 31 de mayo de 2021.
Aceptación: 23 de noviembre de 2021.
Cómo citar: González-Oronoz, M. (2022). Resultados de un programa de educación socioemocional para fomentar el autoconocimiento y las relaciones sanas de pareja en estudiantes universitarias mexicanas. Revista Internacional de Educación Emocional y Bienestar, 2(1). https://rieeb.ibero.mx/index.php/rieeb/article/view/32
Resumen
En este artículo se presentan los principales
resultados de un programa de educación socioemocional dirigido a alumnas de la
Universidad Iberoamericana Ciudad de México. El objetivo principal fue que, a
partir de la construcción de un espacio seguro y de confianza, las
participantes desarrollaran estrategias emocionales para su autoconocimiento y
para generar relaciones de pareja sanas y respetuosas. El programa se abordó desde
un enfoque de género y se incluyó la práctica del mindfulness. La intervención tuvo una duración de 16 horas,
distribuidas en ocho sesiones y fue aplicada en una muestra final de ocho mujeres.
La modalidad de impartición fue semipresencial debido a la situación de
pandemia por Covid-19. Tras la aplicación del programa, se evaluaron los
resultados a través de dos cuestionarios en línea diseñados ad hoc con
preguntas cuantitativas y cualitativas. Los principales resultados indicaron
que las participantes percibieron una mejora en su autoconocimiento y
autoestima, identificaron las conductas tóxicas y violentas en las relaciones
de pareja y aprendieron estrategias para construir relaciones de pareja sanas y
respetuosas. Se concluye resaltando la importancia de llevar a cabo programas
de educación socioemocional con perspectiva de género, específicamente sobre
autoconocimiento, autoestima y relaciones de pareja libres de violencia.
Palabras clave: educación socioemocional, autoconocimiento,
relaciones sanas, mindfulness, perspectiva
de género
Abstract
This article presents the
main results of a socioemotional education program for female students at
Universidad Iberoamericana, Mexico City. The main objective was that, based on
the construction of a safe and trusting space, participants would develop emotional
strategies for self-knowledge and for generating healthy and respectful couple
relationships. The program was approached from a gender perspective and
included Mindfulness practice. The intervention lasted 16 hours distributed in
8 sessions with a final sample of 8 women. The modality was semi-attendance due
to the pandemic situation of Covid-19. After following the program, we
evaluated the results through two online questionnaires designed for this
purpose with quantitative and qualitative questions. The main results indicated
that the participants perceived an improvement in their self-knowledge and
self-esteem, identified toxic and violent behaviors in relationships, and
learned strategies to build healthy and respectful relationships. We conclude
by highlighting the importance of carrying out socioemotional education
programs with a gender perspective, specifically on self-knowledge,
self-esteem, and violence-free relationships.
Keywords:
socioemotional education, self-knowledge, healthy relationships, mindfulness, gender
perspective
Introducción
Actualmente, la violencia en la pareja sigue
siendo una de las mayores preocupaciones sociales en todo el mundo. La Encuesta
Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH, 2016)
estima que 61.1% de las mujeres mayores de 15 años ha experimentado, al menos,
un acto de violencia en México, con un total de 30.7 millones de mujeres.
Además, la relación en la que la violencia contra las mujeres se da con mayor
frecuencia es la de la pareja o expareja, y 43.9% de las mujeres mexicanas
afirma haberla vivido. De este porcentaje de mujeres, únicamente 20% solicitó
apoyo, denunció o emprendió ambas acciones. Una investigación realizada sobre
la violencia en el noviazgo de universitarios y universitarias en México (Rojas-Solís, 2013) evidenció que los roles, creencias y
estereotipos de género, así como los diferentes tipos de violencia, siguen muy
presentes en la población universitaria mexicana. Además, las mujeres
universitarias −población en la que se enmarca este estudio− “a pesar de
situarse en la cúspide del sistema educativo, están inmersas en factores
discriminatorios comunes y tradicionalmente admitidos y que quedan ocultos a
una mirada superficial sobre la realidad” (Donosco-Vásquez, 2018, p. 197). Por
ejemplo, según Lagarde (2000), las mujeres comparten un sustrato de baja
autoestima marcado por la socialización, el sistema heteropatriarcal y, en
definitiva, la condición de género. Esto se debe a que han sido
tradicionalmente conformadas como seres-para-otros y depositan su autoestima en
otras personas más que en sus propias capacidades. En este sentido, se da una
desconexión con la propia identidad que tiene repercusiones en su salud y
bienestar emocional. En relación con esta desconexión, es importante definir el
término de “máscara” que se utiliza a lo largo del programa. Se entiende por
“máscaras” las barreras, actitudes y comportamientos, conscientes e
inconscientes, que una persona construye en torno a sí misma en diferentes
etapas de su vida, y que funcionan como un mecanismo de defensa de adaptación
sociocultural. Esto hace que la persona oculte sus deseos, emociones,
sentimientos, pensamientos y, en definitiva, su verdadera identidad, para
encajar o adaptarse a un determinado contexto o entorno social.
Por otro
lado, la dependencia emocional se relaciona con la violencia contra las mujeres
dentro de la pareja, tal y como han mostrado diversas investigaciones (Aiquipa, 2015; Hilario et al., 2020). La dependencia emocional en la pareja se
define como “la necesidad extrema de carácter afectivo que una persona siente
hacia su pareja a lo largo de sus diferentes relaciones” (Castelló, 2005, p. 17). Además, este tipo de
dependencia se relaciona con dificultades en la regulación emocional y el abuso
psicológico, siendo ambas variables predictoras de la dependencia emocional en
la pareja (Martín y de la Villa, 2019). Por
último, es importante resaltar que, debido a factores socioculturales, las
mujeres tienen una mayor probabilidad de padecer dependencia emocional
(Castelló, 2005). Retomando la violencia en la pareja, es necesario señalar que
ésta tiene importantes consecuencias para la integridad y salud emocional,
psicológica y física de las mujeres universitarias. González Lozano (2009)
recoge que la violencia en el noviazgo provoca efectos negativos en la calidad
de vida y bienestar de la adolescencia y juventud, por ejemplo, un bajo
rendimiento académico, abuso de sustancias, lesiones, estrés, suicidios,
deterioro de la salud emocional y psicológica, y baja autoestima, entre otras.
Esta breve
contextualización evidencia la necesidad de intervenciones de educación
socioemocional desde una perspectiva de género enfocadas tanto a la prevención
de la violencia contra las mujeres jóvenes en México, como a la reparación de
los daños causados por ella. Por este motivo, se
diseñó y aplicó el programa de educación socioemocional con perspectiva
de género “Amar(nos) Conscientemente”, cuyo propósito fue, por un lado,
fomentar el empoderamiento personal y el bienestar emocional de las estudiantes
a través del desarrollo de competencias socioemocionales como el
autoconocimiento y la autoestima y, por otro, la prevención de la violencia en
el noviazgo mediante su identificación −y la comprensión de sus bases socioculturales−,
la autorregulación emocional y la construcción de relaciones de pareja
respetuosas. Transversalmente, el programa trató de fomentar el bienestar
emocional de las participantes a través de cultivar la Atención, la Bondad, la
Claridad y la Dirección, que constituyen el ABCD del bienestar emocional (Rodríguez et
al., 2019: 45).
La
aplicación de este tipo de programas tiene un indudable interés científico,
educativo y social. Por un lado, porque responde a la problemática social de la
violencia contra las mujeres en México. Según la Delegación del Gobierno contra
la Violencia de género de España (2012, p. 8), no es suficiente que las
universidades no sean sexistas, sino que es fundamental “contrarrestar
influencias que proceden del resto de la sociedad, erradicando un modelo
ancestral de relación, que tiende a reproducirse de una generación a la
siguiente a través de mecanismos fuertemente arraigados”. Además, la educación emocional constituye “una forma
de prevención primaria inespecífica… que pretende minimizar la vulnerabilidad
de la persona a determinadas disfunciones (estrés, depresión, impulsividad,
agresividad, etc.) o prevenir su ocurrencia” (Bisquerra, 2009, p. 159).
Por otro
lado, se entiende que constituye un gran aporte social y un compromiso de
género aplicar programas de educación socioemocional con perspectiva de género.
La educación emocional es un “proceso educativo, continuo y permanente, que
pretende potenciar el desarrollo de las competencias emocionales como elemento
esencial del desarrollo integral de la persona, con objeto de capacitarle para
la vida” (Bisquerra, 2005, p. 96). El objetivo de la educación emocional
−también llamada educación socioemocional o educación emocional y social− es el
desarrollo de las competencias socioemocionales con la finalidad de aumentar el
bienestar personal y social (Bisquerra, 2009).
Las competencias socioemocionales son “el conjunto de conocimientos,
capacidades, habilidades y actitudes necesarias para tomar conciencia,
comprender, expresar y regular de forma apropiada los fenómenos emocionales”
(Bisquerra, 2009, p. 146). Los beneficios del desarrollo de competencias
socioemocionales e inteligencia emocional se recogen en multitud de publicaciones (Extremera y Fernández-Berrocal, 2004; Bisquerra,
2008; Soler et al., 2016; Rodríguez et al., 2019). Por ejemplo, contribuyen
a la mejora del desempeño académico y profesional, la mejora de la salud física
y mental, la prevención de conductas de riesgo o el desarrollo ético y cívico
(Rodríguez et al., 2019). Además, la
educación emocional “propugna la prevención, al apostar por el
empoderamiento personal de las generaciones del futuro” (Pérez Escoda y Filella, 2019, p. 29).
Asimismo, otro aspecto que dota de relevancia al programa es
la integración de la práctica del mindfulness
para el desarrollo de competencias socioemocionales. El mindfulness
es “una capacidad humana universal y básica, que consiste en la posibilidad de
ser conscientes de los contenidos de la mente momento a momento” (Simón, 2006,
p. 8). “Se desarrolla prestando una atención concreta, sostenida, deliberada y
sin juzgar al momento presente” (Kabat-Zinn, 2013, p. 5). Esta práctica genera
un espacio entre los estímulos y las respuestas, creando entre ambos un espacio
de tiempo que permite responder en lugar de reaccionar (Mañas, 2009, p. 9). Es
fundamental destacar que la práctica del mindfulness
fortalece y agiliza el desarrollo de competencias socioemocionales (Rodríguez,
2015). Además, su aplicación tiene múltiples beneficios para la salud y
bienestar físico y psicológico, tal y como recogen diversas investigaciones (Hervás, Cebolla y Soler, 2016; Santed y Segovia,
2018).
Método
Objetivos
El
objetivo principal de la intervención fue que, a partir de la construcción de
un espacio seguro y de confianza, las participantes pudieran desarrollar
estrategias emocionales para el autoconocimiento y generar relaciones de pareja
sanas y respetuosas. De manera transversal, se trabajaron otras competencias
socioemocionales como autonomía emocional, autoestima, autorregulación o
empatía. Tanto el diseño como la aplicación del programa se llevaron a cabo
desde un enfoque de género, tal y como se indica más adelante en el artículo.
Específicamente,
se pretendía que, al finalizar el programa, las participantes fueran capaces
de:
·
Desarrollar
estrategias para el autoconocimiento, reflexionando sobre su esencia e
identidad, máscaras y las metas en sus vidas.
·
Desarrollar
estrategias para la autorregulación y la práctica del mindfulness, comprendiendo su funcionamiento e importancia.
·
Comprender
cómo funciona el mundo emocional y la importancia de las emociones en la vida,
en las relaciones interpersonales e intrapersonales y en el comportamiento.
·
Conocer
las bases socioculturales del amor romántico, así como sus mitos y la relación
que tienen con la violencia en la pareja.
·
Diferenciar
entre una relación sana y una relación tóxica o violenta, identificando sus
propias dinámicas relacionales dentro de la pareja.
·
Conocer
estrategias para trabajar la autonomía emocional y el desarrollo de una
autoestima positiva, detectando la dependencia emocional y apego en sus
relaciones de pareja.
·
Cultivar
relaciones interpersonales de pareja sanas y respetuosas basadas en la autonomía
emocional y el respeto.
Población y muestra
El programa estuvo dirigido a estudiantes universitarias mujeres de la
Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Se recibieron 37 solicitudes de
inscripción, de las cuales 12 se descartaron por no ser estudiantes o
pertenecer a universidades diferentes. De los 25 restantes, se aceptaron 20
solicitudes, pero seis de ellas no asistieron a ninguna sesión. Finalmente, fueron 14 mujeres las que
participaron en el programa y ocho las que acudieron a todas las sesiones. Las
estudiantes que no participaron en todas o abandonaron el programa refirieron
motivos ajenos al mismo como cambios de horario, carga académica, afectaciones
por Covid-19, entre otras.
Al realizar la inscripción, las solicitantes rellenaron un cuestionario en
línea elaborado ad hoc, que sirvió como breve análisis de contexto y
necesidades previo a la intervención. A continuación, se presentan los
resultados del cuestionario en los que se incluyen las 25 estudiantes de la
Universidad Iberoamericana de Ciudad de México que realizaron la solicitud de
inscripción:
·
Los
estudios de los que procedían eran muy diversos: Administración de empresas,
Ingeniería Química, Ingeniería Física, Ingeniería Mecánica y Eléctrica,
Finanzas, TSU de Gestión de Proyectos Sociales, TSU de Sistemas Administrativos
y Contables, Turismo, Mercadotecnia, Pedagogía, Relaciones Internacionales,
Comunicación, Tecnologías de la Información, Educación Socioemocional, Derecho,
entre otros.
·
Las
edades rondaron entre los 18 y 39 años, siendo la media de edad 25.8 años.
·
El
estado civil de 100% era soltera y 88% no tenía hijos o hijas.
·
44%
(11) de las solicitantes tenía pareja al rellenar el cuestionario y la duración
media de permanencia era de un año y 10 meses.
·
4%
(1) vivía con su pareja o expareja en el momento de la inscripción, 36% (9) no vivía
con ella, pero sí lo había hecho antes, y 60% (15) no había vivido nunca con su
pareja o expareja.
·
95%
(23) afirmó haber tenido alguna vez en su vida una relación de pareja tóxica o
violenta. La duración media de permanencia en estas relaciones fue de dos años
y ocho meses. Cabe destacar el alto porcentaje de mujeres que habían vivido una
relación tóxica y que varias afirmaron haber tenido varias relaciones de este
tipo o incluso haber tenido únicamente relaciones tóxicas a lo largo de su
vida.
·
100%
de las mujeres había sentido en alguna etapa o momento de su vida que había desconectado
de su esencia o dejado de ser ellas mismas; 52% (13) consideraba que esto había
tenido mucho que ver con su pareja o expareja; 24% (6) expresó que había tenido
algo que ver con su pareja o expareja, y 20% (5) no sabía si había tenido algo
que ver con ésta. Únicamente una persona afirmó que este sentimiento no tenía
nada que ver con su pareja o expareja.
·
En
cuanto al grado de cansancio emocional autopercibido de las participantes, se
dio una media de 2.48 sobre 4 en escala de Likert, siendo 0 “nada cansada
emocionalmente” y 4 “totalmente cansada emocionalmente”. Entre éstas, 48% de
las mujeres indicó que se sentía bastante o totalmente cansada emocionalmente y
44% se sentía poco o algo cansada emocionalmente. Sólo 8% afirmó no sentir
cansancio emocional.
Por otro lado, respecto a
las preguntas de autoconocimiento y autoestima autopercibidas que se realizaron
en la primera sesión del programa, los resultados indicaron que la media en la que
las ocho participantes de la muestra final consideraron que se conocían a sí
mismas fue de 6.38, y en el que consideraban que se amaban a sí mismas 6.23, sobre
una escala de Likert de 10 puntos.
Por
último, 70% de la muestra presentó niveles moderados o altos de dependencia
hacia la pareja o expareja. Las dimensiones que indicaron mayores índices de
dependencia fueron “prioridad en la pareja” y “necesidad de acceso a la pareja”.
Fundamentación y diseño del programa de intervención
“Amar(nos)
Conscientemente” es un programa de educación socioemocional con perspectiva de
género en el que se trabajan principalmente las competencias socioemocionales
de autoconocimiento y las relaciones sanas de pareja. El autoconocimiento es
una competencia socioemocional definida como la “capacidad de dirigir la
atención al mundo interno y tomar conciencia de nuestros pensamientos,
emociones y conductas. Nos permite conocernos y valorarnos” (Rodríguez et
al., 2019, p. 8). Según la misma fuente, esta competencia es
maleable −hay evidencias de que puede desarrollarse−, significativa y
pertinente en el contexto educativo. Por otro lado, el programa se refiere a
“relaciones sanas de pareja” como aquellas basadas en el respeto y en la no
violencia dentro de la pareja. Además, se incluyen actividades y reflexiones
para trabajar transversalmente autonomía emocional, autoestima, autorregulación
emocional y empatía, consideradas competencias o microcompetencias emocionales por
Bisquerra (2009). Todo ello, teniendo en cuenta que el desarrollo
socioemocional es un proceso que requiere tiempo.
Respecto
a las bases teóricas, el programa se fundamentó en teorías, libros e
investigaciones sobre neurociencia de las emociones (Davidson y Begley, 2012; Feldman Barrett, 2018), educación
emocional (Bisquerra, 2009), competencias socioemocionales (Bisquerra y Pérez Escoda, 2007; Rodríguez et al., 2019), inteligencia
emocional (Goleman, 1995; Mayer y Salovey, 1997; Mestre y Fernández-Berrocal, 2007), mindfulness (Simón, 2006; Siegel,
2010; Kabat-Zinn, 2013; Burch e Irvin, 2017), violencia contra las
mujeres y perspectiva de género (De Beauvoir,
1949; Lagarde, 2000; Valcárcel, 2008), mitos del amor romántico (Herrera
Gómez, 2012), relaciones sanas de pareja (Riso,
2009) o empoderamiento de las mujeres (Lagarde,
2004; Murgialday, 2013; Silvestre, Royo y Escudero, 2014), entre otros
temas y fuentes.
Asimismo,
tanto el diseño como la aplicación del programa se llevaron a cabo desde una
perspectiva de género. La perspectiva de género es una “categoría analítica que
toma los estudios que surgen desde las diferentes vertientes académicas de los
feminismos para… cuestionar los estereotipos y elaborar nuevos contenidos que
permitan incidir en el imaginario colectivo de una sociedad al servicio de la
igualdad y la equidad” (UNICEF, 2017, p. 14).
Además, la incorporación de esta perspectiva es una estrategia global para
lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y niñas (ONU Mujeres, 2020). Este enfoque se introdujo
en el diseño y aplicación del programa de diferentes formas. En primer lugar,
la persona que diseñó y aplicó el programa estaba formada en género e
intervención en violencia contra las mujeres. En segundo lugar, el uso del
lenguaje fue inclusivo tanto en el diseño como en la aplicación. Asimismo, se
incluyeron en los contenidos temas de reflexión como los roles y estereotipos
de género, los mitos del amor romántico, la socialización diferencial de género,
y su relación con la violencia contra
las mujeres (Ferrer y Bosch, 2013) o la
socialización diferencial emocional de género (Ovejas,
2020). Por tanto, el programa planteó ejercicios y dinámicas que
condujeran a la reflexión sobre la desigualdad de género desde un punto de
vista no androcéntrico, tanto a nivel colectivo como personal y experiencial.
Adicionalmente,
se incluyó la práctica del mindfulness
en el diseño del programa. Por un lado, se introdujeron prácticas formales de
meditación, como la práctica de atención a la respiración o atención a las
sensaciones del cuerpo. También se incluyó una meditación enfocada en trabajar la
autorregulación emocional mediante la identificación de disparadores
emocionales. Por otro lado, se promovió la práctica informal del mindfulness con prácticas como la
alimentación consciente, la atención plena en actividades de la vida cotidiana,
la escucha consciente o la atención a la naturaleza. Las participantes también
pusieron en práctica la técnica PARAR de atención y regulación emocional (Rodríguez et
al., 2019).
Considerando
lo anterior, el programa se estructuró en ocho sesiones de dos horas cada una,
y sus contenidos fueron los siguientes:
Sesión 1. ¿Quién soy? Se trabaja el autoconocimiento,
la autobservación y la conciencia crítica a partir de la identificación de la
propia identidad y metas en la vida.
Sesión 2. Cerebro y mindfulness para una vida consciente. Se focaliza en la comprensión
básica del funcionamiento de la atención en la vida cotidiana y la importancia
del mindfulness para el bienestar,
así como en estrategias y técnicas para la práctica formal e informal.
Sesión 3. Entender y transformar
nuestro mundo emocional. Introducción a la neurociencia de las emociones, conociendo sus
diferentes funciones, el cerebro triuno y la capacidad de cambio
(neuroplasticidad). Se exploran los episodios emocionales y algunas estrategias
de autorregulación emocional.
Sesión 4. Comprender y deconstruir las
bases del amor romántico. Aproximación
al fenómeno de la violencia en la pareja en México. Se trabaja la conciencia
crítica de género y la comprensión de las bases del amor romántico y sus mitos,
relacionándolos con la violencia en la pareja e identificándolos en las propias
relaciones.
Sesión 5. Relaciones sanas vs. relaciones tóxicas. Se centra en identificar y
diferenciar indicadores de una relación de pareja sana y una relación tóxica o
violenta, trabajando en el autoconocimiento mediante una actividad artística.
Sesión 6. De la dependencia a la
autonomía emocional: comenzamos a amarnos. Se explora la dependencia emocional a través de un
cuestionario y la reflexión acerca de las propias experiencias. Se trabajan transversalmente
la autoestima y la autonomía emocional mediante la reflexión y estrategias para
la vida diaria.
Sesión 7. Cultivando relaciones de
pareja sanas y constructivas. Aprender
estrategias para cultivar relaciones de pareja basadas en el respeto, la
autonomía emocional, la empatía y la no violencia.
Sesión 8: Amar(nos) Conscientemente y
Evaluación. Integración personal y grupal de los contenidos vistos en el
programa a través de la experiencia grupal y la escritura reflexiva.
Instrumentos y procedimiento de recogida de datos
La aplicación del
programa se llevó a cabo de forma bisemanal entre los meses de febrero y marzo
de 2020 en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Las cinco primeras
sesiones se realizaron de manera presencial en la universidad y las tres
últimas se adaptaron a formato en línea como consecuencia del confinamiento por
la pandemia de la Covid-19.
Como se ha señalado previamente,
en el momento de la inscripción al programa, las estudiantes respondieron un
cuestionario en línea que sirvió a modo de exploración de necesidades y
contexto. El objetivo de recabar esta información de las personas inscritas fue
explorar algunas de las características, experiencias y necesidades de las
estudiantes para adaptar el tipo de actividades y temas abordados en el
programa. Por ejemplo, al conocer el alto porcentaje de mujeres que afirmó
haber sentido una desconexión con su identidad, se introdujeron dinámicas o
reflexiones sobre el tema en diferentes sesiones del programa y no sólo en la
primera sesión, como estaba planteado inicialmente.
Por otro lado, en la
primera sesión del programa, se realizaron dos preguntas a las participantes
sobre su autoconocimiento y autoestima autopercibidos, a valorar en una escala
de Likert de 10 puntos. El objetivo de esta medida era, por un lado, conocer −de
forma general− su percepción subjetiva sobre su autoconocimiento y autoestima
y, por otro, ver si se darían cambios tras la participación en el programa. Por
tanto, al finalizar el programa, se realizaron las mismas preguntas a las
participantes, tomando únicamente la muestra de las ocho que habían completado
el programa.
Asimismo, las alumnas respondieron
a un breve cuestionario diseñado ad hoc
al inicio y al final de la cuarta sesión sobre los mitos del amor romántico.
Consistía en 10 afirmaciones de acuerdo/desacuerdo en una escala de cero a
cinco, siendo cero “completamente en desacuerdo” y cinco “completamente de
acuerdo”.
Además, se pasó el Inventario
de Dependencia Emocional - IDE (Aiquipa, 2012) para explorar el grado de la dependencia
en la pareja. El cuestionario se utilizó, por una parte, como una actividad de
exploración y autoconocimiento para las mujeres y, por otra, para adaptar las
actividades y reflexiones en función de las dimensiones que mostraran un nivel
más alto.
El Inventario de
Dependencia Emocional (IDE) (Aiquipa, 2012) cuenta con 49 ítems, a valorar en
una Escala de Likert de 5 puntos, distribuidos en siete dimensiones diferentes
en las que se divide la dependencia emocional. En función de la puntuación
obtenida, cada dimensión dispone de un baremo específico para determinar una de
las cuatro categorías diagnósticas: bajo o normal, significativo, moderado y
alto. A continuación, se describen las dimensiones que contempla, tal y como
indica el IDE (Aiquipa, 2012, p. 143):
·
Miedo a la ruptura - MR (9 ítems): Temor que se experimenta ante la idea de
disolución de la relación, adoptándose conductas para mantener la relación.
Negación cuando se hace realidad una ruptura, ejerciendo continuos intentos
para reanudar la relación.
·
Miedo e intolerancia a la soledad - MIS (11 ítems): Sentimientos desagradables experimentados ante
la ausencia momentánea o definitiva de la pareja. Tendencia a retomar la
relación o buscar otra lo más pronto posible para evitar la soledad.
·
Prioridad de la pareja - PP (8 ítems): Tendencia a mantener en primer lugar de
importancia a la pareja sobre cualquier otro aspecto o personas.
·
Necesidad de acceso a la pareja – NAP (6 ítems): Deseos de tener presente a la pareja en todo
momento, ya sea físicamente o mediante pensamientos.
·
Deseos de exclusividad - DEX (5 ítems): Tendencia a enfocarse en la pareja y aislarse
paulatinamente del entorno, acompañada de deseos de reciprocidad de esta
conducta por la pareja.
·
Subordinación y sumisión - SS (5 ítems): Sobreestimación de las conductas, pensamientos,
sentimientos e intereses de la pareja, acompañada de sentimientos de
inferioridad y desprecio hacia uno mismo.
·
Deseos de control y dominio - DCD (5 ítems):
Búsqueda
activa de atención y afecto para captar el control de la relación de pareja, a
fin de asegurar su permanencia.
Otro de los
instrumentos de evaluación utilizado fue el medidor emocional creado para el programa
RULER (Brackett, 2020). Al inicio y al
final de cada sesión, las participantes identificaron en qué cuadrantes
emocionales se sentían en ese momento, con el propósito de que desarrollaran
una mayor conciencia emocional y ver cómo cambiaban sus estados emocionales a
lo largo de las sesiones.
Finalmente,
en la última sesión del programa, las ocho participantes respondieron de forma
anónima a dos cuestionarios en línea de evaluación elaborados para este
propósito. El primero de ellos, compuesto por 24 preguntas, buscaba recoger las
experiencias, satisfacción, vivencias y aprendizajes que habían tenido respecto
al programa. Las preguntas fueron de carácter cuantitativo y cualitativo. El
segundo cuestionario, compuesto por ocho preguntas mixtas, sirvió para dar una
retroalimentación a la universidad sobre la satisfacción de las participantes con
la intervención.
Por último, cabe destacar que toda la información
recogida antes, durante y después del programa fue confidencial y el
tratamiento de los datos fue anonimizado mediante un código numérico asignado al
azar a cada participante.
Resultados
La primera sesión del programa estuvo dirigida a
trabajar la competencia de autoconocimiento y consistió fundamentalmente en una
reflexión individual y grupal sobre la esencia, las máscaras y las metas en la
vida. Las alumnas reflexionaron sobre su propia identidad, definiendo algunas
metas para su vida y meditando sobre sus creencias limitantes. Además, lograron
identificar cuándo guían su vida a través de las máscaras, aprendiendo estrategias
para trabajar este aspecto y orientar su comportamiento y decisiones preservando
la propia identidad. Las alumnas manifestaron preocupaciones sobre el tema, que
relacionaron con la presión y exigencia social. De hecho, hubo alumnas que
afirmaron no estar estudiando lo que realmente querían por el rechazo o
exigencias familiares.
Trabajar el tema de la
esencia y las máscaras es fundamental para el desarrollo socioemocional y el
bienestar de las personas, sobre todo en un contexto de relaciones sanas y
respetuosas, al ser el respeto a la propia identidad la base para su construcción.
De hecho, en el análisis inicial y a lo largo del programa, varias alumnas señalaron
que habían dejado de lado su esencia, gustos y actividades por poner en el
centro de sus vidas a su pareja. Cabe destacar que el tema de la esencia se
trabajó transversalmente a lo largo de todo el programa y las participantes
mostraron mucho interés. Una evidencia de ello es que, la preservación de la esencia
está presente en multitud de reflexiones que tuvieron las alumnas en las
sesiones posteriores. Al finalizar el programa, 83.3% afirmó estar decidida a
cultivar y defender su esencia o identidad a lo largo de la vida.
La segunda sesión tenía
como objetivos trabajar la atención, comprender su importancia en la vida
cotidiana y que las participantes desarrollaran estrategias de autorregulación
a través del mindfulness. Durante la
sesión, las alumnas pudieron identificar momentos de la vida diaria en los que
estaban en modo “piloto automático”, destacando actividades como comer, ducharse,
conducir e ir a clase. Esta reflexión despertó cierta inquietud en las alumnas,
acompañada de las ganas de vivir de manera más atenta y consciente. Por ello,
se propuso que aplicaran en su vida diaria técnicas de autoconciencia y
autorregulación emocional. En la tercera sesión, afirmaron que la puesta en
práctica de estas estrategias les había ayudado a lidiar con algunas
situaciones difíciles durante la semana. Por último, también se profundizó en la
práctica de la meditación y las alumnas pudieron aprender estrategias para
lidiar con algunos obstáculos que surgen en la práctica meditativa. Un aspecto
muy positivo es que dos alumnas expresaron que, gracias a las meditaciones
realizadas hasta el momento, habían recuperado las ganas de retomar la meditación
en sus vidas. En definitiva, la sesión se desarrolló con éxito y se cumplieron
los objetivos.
La tercera sesión estuvo
dirigida a que las alumnas se adentraran en el mundo emocional −desde bases
neurocientíficas− explorándolo y desarrollando estrategias para comenzar a
transformarlo. En primer lugar, aprendieron qué son las emociones,
diferenciándolas de los sentimientos y estados de ánimo. Además, conocieron
cómo funciona el cerebro cuando surge una emoción, cómo se dan los episodios emocionales
−así como estrategias de autorregulación para cada fase del episodio− e
identificaron algunos de sus disparadores emocionales a través una meditación.
Asimismo, reflexionaron sobre la importancia de las emociones en las relaciones
interpersonales, sobre todo para la construcción de relaciones de pareja sanas
y respetuosas. Por tanto, al finalizar la sesión, de acuerdo con sus
reflexiones, las participantes se llevaron ganas de conocerse a sí mismas, una
mayor conciencia de su comportamiento y curiosidad por encontrar sus
disparadores emocionales para cambiar sus experiencias de vida. Al finalizar el
programa, 66.7% afirmó que esta intervención había supuesto un cambio en su
vida en cuanto a la conciencia y gestión emocional; 83.3% afirmó ser más
consciente de sus emociones y saber utilizar nuevas estrategias para
autorregularlas. Por tanto, esta sesión del programa y el trabajo transversal
en las siguientes supuso un avance autopercibido en el aprendizaje y conciencia
emocional de las participantes, cumpliéndose los objetivos de la sesión.
La cuarta sesión tuvo
como objetivo que las participantes profundizaran en el fenómeno de la
violencia en la pareja en México, comprendiendo su relación con el amor
romántico y sus mitos. Asimismo, se buscaba que identificaran estos mitos en
sus propias relaciones de pareja, promoviendo el autoconocimiento y la
conciencia crítica. A través de una dinámica que realizaron en equipos sobre
los mitos del amor romántico, lograron definirlos y relacionarlos con la
violencia dentro de la pareja. Al finalizar el programa, 100% de las alumnas
afirmó que había podido identificar los mitos del amor romántico en sus
relaciones actuales o pasadas. Además, la medida en la que las alumnas
consideraron que el programa contribuye a prevenir la violencia dentro de la
pareja es de 4.85 sobre 5. Otras de las cuestiones que aprendieron, según lo expresado
en sus reflexiones, es que primero hay que trabajar consigo mismas para tener
una pareja sana, y no aceptar estar con otra persona por soledad, y que es
necesario dejar de normalizar la violencia y sus mitos. Los resultados del test
que realizaron (tabla 1) sobre los mitos del amor romántico mostraron un
aprendizaje en las alumnas, ya que todas las creencias sobre los mitos
redujeron su media; 40% de los mitos se redujo a cero sobre cinco, el otro 40%
se redujo más de la mitad y 20% disminuyó en 30%. Estos datos y lo ya expuesto muestran
que se cumplieron los objetivos de la sesión, a pesar de que algunos mitos
siguieron presentes, por lo que es necesario continuar trabajando el tema.
Tabla 1. Resultados del test sobre los mitos del
amor romántico en una escala de Likert de 0 a 5, siendo cero “totalmente en
desacuerdo” y 5 “totalmente de acuerdo”.
Nº |
Mito del amor romántico |
Test inicial |
Test final |
1 |
Amar es darlo todo por la pareja. |
1.40 |
0 |
2 |
Sólo se ama verdaderamente una vez en la vida. |
1.00 |
0 |
3 |
Cuando se ama de verdad, dos personas se convierten en una. |
1.28 |
0 |
4 |
El amor verdadero puede con todos los obstáculos. |
2.57 |
0 |
5 |
Hay parejas que están predestinadas a estar juntas. |
1.28 |
0.5 |
6 |
Si me atrae otra persona que no es mi pareja, es porque no estoy enamorada. |
1.14 |
0.8 |
7 |
El amor de verdad es suficiente para que una relación funcione. |
1.14 |
0.8 |
8 |
Existe el amor a primera vista. |
2.14 |
0.5 |
9 |
Si desaparece la pasión, es que se terminó el amor. |
1.83 |
0.8 |
10 |
Es normal que lo haga todo con mi pareja (amistades, salir de fiesta, ir a eventos, etcétera). |
2.14 |
1.0 |
Fuente: elaboración propia.
El objetivo de la quinta
sesión fue que las alumnas aprendieran a diferenciar entre una relación sana y otra
tóxica o violenta, identificando sus propias dinámicas relacionales dentro de
la pareja. Se trabajaron claves para detectar relaciones tóxicas al inicio y
durante una relación y las alumnas les dieron una utilidad de 4.85 sobre 5 en una
escala tipo Likert de cero a cinco. También reflexionaron a través de una
actividad artística sobre cómo se sienten al estar en una relación tóxica y
cómo se sentirían en una relación sana. Por otro lado, las participantes
mostraron su preocupación sobre qué hacer cuando son ellas las que tienen
comportamientos tóxicos o violentos. Este tema se trabajó y reflexionó en la
sesión, aportando estrategias para cambiar este tipo de comportamientos o
afrontar estas situaciones. Al finalizar la sesión, las alumnas expresaron que
pudieron reflexionar sobre su comportamiento y el de su pareja o expareja,
aumentando su motivación para identificar y mejorar actitudes propias. Al finalizar
el programa, 83.3% sabía identificar cuándo una relación es violenta o tóxica y
100% estaba decidida a seguir trabajando en sí misma para modificar sus
comportamientos. Por tanto, la sesión se llevó a cabo con éxito y se cumplieron
los objetivos. No obstante, en las relaciones tóxicas y violentas hay
comportamientos muy sutiles que, en ocasiones, no son fáciles de identificar, sobre
todo si se parte de una cultura que normaliza ciertos tipos de violencia, por
ejemplo la violencia psicológica y de control. Por ello, es fundamental seguir
trabajando estos temas para que tanto mujeres como hombres tomen conciencia de
sus actitudes y comportamientos.
La sexta sesión estuvo
orientada a que las alumnas detectasen la dependencia emocional en sí mismas y
en sus relaciones de pareja presentes o pasadas. También se buscaba contribuir
a su autonomía emocional y desapego, desarrollando, al mismo tiempo,
herramientas para trabajar la autoestima. En primer lugar, las participantes
pudieron detectar la dependencia emocional en sí mismas a través del Inventario
de Dependencia Emocional (Aiquipa, 2012). En relación con la dependencia, se
trabajó el hecho de poner a la pareja en el centro de la propia vida, situando
en un segundo plano los demás ámbitos de la vida diaria como la familia,
amistades, estudios, etcétera; 75% de las asistentes a la sesión afirmó que
había tenido esta dinámica en su pareja pasada o presente, en ocasiones de
manera bidireccional. Al finalizar el programa, 100% de las alumnas afirmó
estar decidida a ponerse a sí misma en el centro de su propia vida. En segundo
lugar, en esta sesión −y transversalmente en las siguientes− se trabajó la
autonomía emocional y el desapego. Para ello, se trabajaron los miedos, el
desapego, cómo desarrollar un individualismo responsable y la diferencia entre
culpa y responsabilidad en una relación de pareja. Además, se realizó una
dinámica en la que escribieron una carta de perdón y agradecimiento a su “yo”
del pasado. Este ejercicio les resultó sanador, ya que varias afirmaron que
verdaderamente se perdonaron a sí mismas o que estaban en el proceso de
aprender a hacerlo. Asimismo, algunas identificaron que estaban comenzando a
desprenderse de culpabilidades que no les correspondían. Al finalizar la
intervención, la media en la que las alumnas consideraron que el programa les
había ayudado a sanar sus “heridas emocionales o de pareja” fue de 4.7 sobre 5.
En tercer lugar, en esta sesión −y transversalmente durante el programa− se
trabajaron diez estrategias para desarrollar la autoestima. Al finalizar la
intervención, la media de lo que las alumnas consideraban que se amaban a sí
mismas aumentó de 6.23 (primera sesión) a 8.33 (última sesión) sobre 10. Este
dato mostró un cambio en la autoestima autopercibida de las participantes, una
de las bases para construir una relación sana consigo mismas y con las demás
personas. Por todo lo anterior, los resultados de la sesión fueron muy
satisfactorios y se cumplieron los objetivos planteados.
El objetivo de la séptima
sesión fue que las participantes desarrollaran herramientas para establecer
relaciones de pareja sanas y respetuosas, a partir del autoconocimiento, la
autorregulación, el respeto y el desarrollo de autonomía emocional y
autoestima. Para ello, se profundizó en 15 aspectos fundamentales para
establecer relaciones de pareja sanas y respetuosas, reforzándose al mismo
tiempo temas trabajados en sesiones anteriores. Las participantes reflexionaron
sobre estas pautas, identificándolas en sus relaciones y viendo qué pueden
mejorar en cada una de ellas. Una de las alumnas resumió de forma clara lo aprendido
en la sesión, al reflexionar que todos los puntos para tener una relación sana
comienzan por la esencia, por lo que es necesario plantearnos en el centro de
nuestras vidas desde la honestidad, poniendo límites sanos en la pareja y
afrontando el miedo a la ruptura. Estas pautas despertaron en las participantes
interés por seguir construyendo relaciones sanas y respetuosas a través de la
reflexión. Al finalizar el programa, 100% afirmó que seguirá aprendiendo sobre
autoconocimiento y sobre cómo establecer relaciones sanas. En definitiva, se
logró alcanzar los objetivos de la sesión, aunque se recomienda seguir
profundizando en este aspecto, ya que la construcción de relaciones sanas es un
proceso que requiere tiempo, educación, esfuerzo y perseverancia.
La octava y última sesión
tenía como objetivo que las alumnas reforzaran lo visto en el programa,
resolviendo dudas y compartiendo sus reflexiones y experiencias con el grupo.
En primer lugar, se realizó un repaso de todas las sesiones, creando un espacio
para resolver dudas. En segundo lugar, compartieron su decálogo de las
relaciones de pareja, que elaboraron a lo largo del programa con las compañeras.
En estas reflexiones se pudieron ver algunos de los aprendizajes adquiridos a
lo largo del programa, en puntos como la honestidad y el respeto a la esencia,
un círculo social sano, el respeto al espacio individual de cada persona, los
mitos del amor romántico, la conciencia y expresión emocional, entre otros.
Este ejercicio fue muy enriquecedor porque pudieron definir con claridad qué es
lo que quieren o no en una relación de pareja. Además, reflexionaron sobre que
no hay que esperar únicamente que la otra persona cumpla con estas
características, sino ellas mismas deben tratar de ser coherentes con ellas en
sus comportamientos y actitudes. Por último, se compartieron las emociones,
sentimientos y opiniones sobre el programa y se realizó la evaluación final,
cumpliendo con los objetivos de la sesión.
Por otro lado, se trató
de construir un espacio seguro y de confianza en el que las alumnas expresaran
sus emociones y, según los resultados de la evaluación, 100% afirmó sentirse
cómoda y segura a la hora de expresarse con el grupo. En los medidores
emocionales se pudo observar que en las primeras sesiones hubo sentimientos agradables
y, en varias ocasiones, desagradables −posiblemente asociados a la toma de
conciencia sobre la propia situación, según lo que compartieron− pero, a medida
que transcurrió el programa, fueron aumentando los sentimientos agradables y
reduciéndose los desagradables, a pesar de realizar las últimas sesiones en
situación de confinamiento. En cuanto al desarrollo de autoconocimiento, la
media de lo que las alumnas consideraron que se conocen a sí mismas aumentó de 6.38
(primera sesión) a 7.5 (última sesión) sobre 10. Además, la media en la que las
alumnas consideraron que este programa contribuyó a su autoconocimiento fue de
4.5 sobre 5.
Por último, las alumnas
resumieron su paso por el programa como una “experiencia transformadora” en la
que abrieron su mente cultivando autoconocimiento, amor propio, calma y
claridad desde la reflexión; 100% de las participantes lo recomendaría a otras
personas, dándole una puntuación general de 5 sobre 5; 100% de las alumnas
afirmó que el programa supuso un cambio en su vida, sobre todo en la forma de
ver sus relaciones de pareja (83.3%) y en la relación con ellas mismas (83.3%).
Además, todas afirmaron que les gustaría que hubiera más programas de este tipo
−aunque de mayor duración− en la universidad.
Limitaciones y perspectivas futuras
En cuanto a las
limitaciones del estudio, deben señalarse algunas consideraciones a la hora de
evaluar el alcance de estos hallazgos. La primera es el tamaño reducido de la
muestra y que no fue elegida al azar, por lo que no es posible generalizar los
resultados, aunque ello tampoco fue objeto de la evaluación. Sería interesante
medir cuantitativa y cualitativamente los efectos del programa en una muestra
de mayor tamaño en futuras investigaciones. Otro aspecto a tener en cuenta fue
que el desarrollo del programa coincidió con el confinamiento por la pandemia por
el Covid-19, por lo que se tuvieron que adaptar tres sesiones −junto con la
evaluación− al formato en línea, habiendo que modificar y adaptar algunas
actividades grupales. Además, la evaluación del programa, al ser una primera
experiencia, se centró mayoritariamente en aspectos y experiencias cualitativas,
por lo que es necesario interpretar los datos cuantitativos con cautela y, para
próximas aplicaciones del programa, se recomienda realizar un diseño
cuasi-experimental con medida de pre-test/pos-test con grupo de control, además
del análisis cualitativo. Por último, las participantes consideraron que la
duración del programa de ocho sesiones era escasa, por lo que se realizará una
revisión y ampliación del mismo. Este aspecto, al mismo tiempo que puede
suponer una limitación, evidencia la necesidad de las estudiantes de participar
en programas, formaciones y talleres enfocados al autoconocimiento y las
relaciones sanas de pareja.
Discusión y conclusiones
El programa Amar(nos)
Conscientemente, a pesar de desarrollarse en medio de la situación de pandemia
por Covid-19, se completó con éxito y se cumplieron los objetivos propuestos.
Las participantes pudieron desarrollar estrategias emocionales para su
autoconocimiento y avanzar en la construcción de relaciones de pareja sanas y respetuosas,
desde la formación grupal de un espacio seguro y de confianza. Adicionalmente,
se trabajaron competencias socioemocionales como la autonomía emocional, la
autoestima y la autorregulación, así como la práctica del mindfulness. La perspectiva y práctica del mindfulness fue muy enriquecedora y positivamente acogida por las
estudiantes. Además, el programa se enfocó desde una perspectiva de género, lo
que permitió que tomaran conciencia sobre la toxicidad o violencia en las
relaciones de pareja y la importancia del desarrollo de su autoestima, su autodeterminación
y de la preservación de la propia identidad.
No obstante, a lo largo
de la intervención se pudo ver que el tiempo dedicado al desarrollo de estas
competencias socioemocionales fue escaso, a pesar haber tenido un efecto
positivo. El desarrollo socioemocional es un proceso continuo y extenso que
requiere una profunda introspección y un aprendizaje reflexivo, acompañado −a
ser posible− de una orientación profesional continuada en el tiempo. Los
aspectos en los que más se ha observado la necesidad de profundizar son: la
preservación de la identidad propia en la relación de pareja, las máscaras
sociales, el exceso de autoexigencia, la falta de autoestima y autoeficacia,
los pensamientos autodestructivos, la detección de comportamientos tóxicos o
violentos en la pareja (de manera bidireccional), la dependencia y autonomía
emocional y la dificultad para cultivar relaciones sanas.
Asimismo, el interés por
parte de las alumnas y profesionales de que se realizaran más programas como éste
en la universidad, mostraron una demanda colectiva de intervenciones de estas
características. Por otro lado, algunos de los datos recogidos en el
diagnóstico son destacables, como el porcentaje de mujeres que afirmaron haber
vivido relaciones tóxicas de pareja, el número de mujeres que relacionan o
atribuyen la desconexión con su propia identidad a su pareja o expareja, o los
niveles de dependencia emocional en las relaciones. También el grado de
cansancio emocional que expresan es alto, por lo que sería muy positivo y
necesario tomar medidas tanto preventivas como paliativas respecto a la salud
emocional de las estudiantes y trabajadoras de la universidad. Además, tanto en
el análisis de contexto y necesidades como en el transcurso de la intervención,
las mujeres manifestaron sus deseos de recibir ayuda sobre la temática de las
relaciones de pareja tóxicas o violentas, ya que mostraban muchas dudas e
incertidumbres y expresaban que estas relaciones estaban afectando
significativamente las diferentes dimensiones de sus vidas: personal,
académica, laboral, familiar, etcétera. En este sentido, se recomienda realizar
un diagnóstico en el contexto universitario, específicamente sobre la violencia
y toxicidad en las relaciones de pareja –y las necesidades socioemocionales− en
estudiantes y personas trabajadoras, con el objetivo de tomar medidas institucionales
al respecto mediante intervenciones preventivas y paliativas dirigidas tanto a
hombres como a mujeres, desde un enfoque de género.
En suma, si este programa,
con una duración de 16 horas, ha tenido un efecto autopercibido positivo para
las alumnas, se estima que uno de mayor duración podría ser muy beneficioso para
su bienestar y desarrollo socioemocional. Con base en todo lo expuesto en el
presente artículo, se concluye que urge una toma de conciencia sobre la
necesidad de fomentar el bienestar socioemocional, autoconocimiento y
relaciones sanas de pareja en el contexto universitario. Por tanto, se
recomienda encarecidamente llevar a cabo intervenciones de educación
socioemocional y prevención de violencia en la pareja basadas en mindfulness y con enfoque de género a lo
largo de todo el curso escolar universitario.
Agradecimientos
Este programa se ha
podido implementar gracias a la colaboración del Centro de Atención Estudiantil
Universitaria (CAEU), el Departamento de Educación y la Especialidad en
Educación Socioemocional de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
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