Aprender
de las crisis. Los incidentes críticos como metodología para educar,
también, emocionalmente.
Learning from Crises. Critical Incidents as a Methodology to Educate, also, Emotionally, as Well
Carles
Monereo
. Universitatdad
Autònoma Autónoma de
Barcelona, España
https://orcid.org/0000-0001-7447-985X
Ingreso: 16 de abril de 2022.
Aceptación: 30 de agosto de 2022.
https://rieeb.ibero.mx/index.php/rieeb/article/view/43
Cómo citar: Monereo, C. (2023). Aprender de las crisis. Los
incidentes críticos como metodología para educar, también, emocionalmente. Revista Internacional de Educación Emocional y Bienestar, 3(1), xx15-xx37. https://rieeb.ibero.mx/index.php/rieeb/article/view/43
Resumen
Los
incidentes críticos están presentes continuamente en nuestras vidas, sea en
forma de sucesos individuales o de catástrofes mundiales (Covid-19). Estas situaciones, capaces de
desestabilizarnos de tal modo que pongan en crisis nuestra forma de posicionarnos frente al mundo, pueden
constituir, al mismo tiempo, unos dispositivos idóneos para cambiar nuestras
identidades personales y profesionales. En este texto, tras defender que las
interpretaciones y conceptualizaciones (saber), los
procedimientos y conductas (hacer) y las emociones
y sentimientos (sentir) forman
unidades indivisibles para el análisis y el cambio, se establece una
clasificación que integra posiciones identitarias, incidentes típicos y
sentimientos, como base para la intervención educativa. Esta intervención puede
realizarse a través de tres tipos de estrategias: preventivas, locales y
estructurales. El artículo
finaliza desarrollando un ejemplo completo que ilustra cóomo aplicar
herramientas específicas de registro (Mapping, Journey Plot), análisis (Repertorio
Personal de Posiciones) e intervención (Pauta de análisis Análisis de Incidentes Criticos Críticos -PANIC-) fundamentadas en
incidentes, en calidad de
artefactos de transformación personal y educativa.
Palabras
clave: incidentes
críticos, posiciones identitarias, emociones, intervención educativa, Dialoógical Self Theory
Abstract
Critical
incidents are constantly present in our lives, whether in the form of
individual events or global catastrophes (COVIDCovid-19).
These situations, capable of destabilizing us in such a way that they put in
crisis our way of positioning ourselves in front of the world, can constitute,
at the same time, suitable devices to change our personal and professional
identities. In this
text, after defending that interpretations and conceptualizations (to know),
procedures and behaviors (to do),
and emotions and feelings (to feel),
form indivisible units for analysis and change, we establish a
classification is established that
integrates
identity positions, typical incidents,
and feelings, as a basis for educational intervention. This intervention can be
carried out through three types of strategies: preventive, local,
and structural. The article ends by developing a complete example that
illustrates how to apply specific registration tools (Mapping, Journey Plot),
analysis tools (Personal Repertoire of Positions),
and intervention tools (Critical Incident Analysis Guideline -PANIC-) based on
incidents, as artifacts of personal and educational
transformation.
Keywords:
critical
incidents, identity positions, emotions, educational intervention,
Dialoógical
Self Theory
Las
crisis como una oportunidad para aprender,
también,
de las emociones.
En
gran medida, somos las crisis que hemos superado. Cuando un
suceso inesperado logra desestabilizarnos emocionalmente, hasta el punto de
poner en crisis lo que hasta ese momento creíamos, conocíamos o defendíamos, nos
vemos obligados a reflexionar y repensar la manera en que
nos posicionamos en el futuro.
La
Covid-19 ha sido un
claro ejemplo de incidente a nivel planetario y sus consecuencias aún están por
determinarse. Lo que parece
indiscutible es que cambiará
muchos de nuestros hábitos.
En
el contexto educativo, al que nos
centraremos en este capítulo,
el impacto de la Pandemia ha puesto al descubierto un gran número de carencias y fisuras de
nuestros sistemas educativos, que en gran parte conocíamos,
pero que claramente
desatendíamos (Cooker et al., 2021; Medina et al., 2021; Pozo, 2020).
También
la Covid-19 ha supuesto una oportunidad
para revisar nuestros proyectos,
nuestros éxitos y
fracasos, y, en
definitiva, para aprender. En el
terreno emocional, por ejemplo, los largos periodos de confinamiento
han puesto a prueba nuestra
capacidad para regular y aprender de nuestras emociones, y han generado un gran
número de propuestas educativas valiosas (por ejemplo, Monereo et al., 2020).
Los
incidentes, por lo tanto, pueden
tener ese doble valor, negativo y positivo. Nos sorprenden, azoran, perturban,
pero también nos sitúan en una tesitura inmejorable para aprender y cambiar (Every y Mitchell, 1999;: Tripp, 2012).
Pero
volviendo al terreno individual, nuestras
trayectorias personales suelen estar marcadas por acontecimientos, positivos o
negativos, que cambiaron el curso de nuestra
biografía. Una lectura que modificó nuestra
percepción de la amistad, un accidente
que nos
hizo más tolerantes, un inesperado éxito que varió
nuestra autoestima, una relación transformó nuestros valores, etcétera.
Esta
habilidades y competencias socioemocionales que vamos promoviendo, igual que
ocurre con las habilidades y competencias cognitivas o las motóricas, no surgen
de la nada ni están
sobrevolando nuestro espacio mental a la espera de lanzarse sobre una
percepción, una idea, una lectura, o un suceso, sino que están incrustadas en
situaciones sociales, y probablemente encarnadas en nuestros sistemas propioceptivo y sensorial, en nuestros
músculos, en nuestra piel desde que
empezamos a interaccionar con lo que nos rodea.
Al
responder a un evento, dentro de un escenario y un contexto social, siempre nos
posicionamos, es decir, adoptamos una
posición que nos permita gestionarlo. En esa posición se conjugan ideas,
acciones, emociones que primero se
repiten y asocian, y que tienen una base bastante implícita y poco consciente para,
gradualmente, en especial a través de nuestra habla interna, de nuestros
diálogos mentales, volverse en más explícitas y conscientes
(aunque, por supuesto, las diferencias individuales pueden ser notables).
Tomemos,
por ejemplo, los contextos
sociales habituales de un bebé: en el momento de la comida, del cambio de
pañales, del baño, de ir a dormir; las palabras,
sensaciones, percepciones, emociones, movimientos se
repiten en cada uno de
esos contextos. Al bañarnos,
por ejemplo, cada vez se
reproducen unos determinados patrones: la sensación
primero de frío al desnudarnos y después de
calor, al entrar en contacto con el
agua
caliente; las palabras
agua, jabón, grifo, esponja, etc.; étera; las acciones: “ahora el pelo”, “ahora los pies” …” “¡ya está, ya está!”; los olores, los sabores, la secuencia. Poco a poco el bebé va
adquiriendo una posición de “bañista” y esas ideas implícitas, esas creencias,
procedimientos, emociones, se van convirtiendo en más conscientes y
explícitas. Ese “bañista” poco a poco exige que el agua esté templada, se tapa los ojos,
anticipando la caída del
jabón desde el pelo, y lloriquea y se
resiste, y juega con su
patito, etc., etcétera. Pronto será un
bañista veterano, planificando
los tiempos y condiciones de ese baño y en cada nueva situación de aseo, sus movimientos,
sus decisiones, sus emociones, estarán más controladas y
reguladas, sin que su competencia como “bañista” deje de crecer a
lo largo de su vida.
En
esa trayectoria es muy probable que se
produzcan incidencias, desde las más nimias, –- una marca de champú que aborrece
porque una vez le irritó la piel–-, a algunas más perjudiciales, como un resbalón que le ocasionó una
grave fractura. Incluso podría haberse dado
alguna circunstancia realmente
crítica, como la sensación de ahogo que sintió, un día jugando, cuando su
hermano mayor le introdujo la cabeza dentro del agua. Ello explicaría la una auténtica fobia que siente desde
entonces a las bañeras, y por
extensión a las piscinas y al
mar.
En
cada contexto se van construyendo esas posiciones que, en definitiva, componen
lo que denominamos identidad, y que incluyen aspectos
cognitivos, procedimentales y afectivos que resultan indivisibles. Ello no
quiere decir que algunas puedan destacar sobre las otras según el contexto.
Volviendo al baño, si tengo una fobia al agua ocasionada por un incidente del
pasado, aun cuando converse
con otro sobre los distintos tipos de bañeras, y ponga por delante mis
conocimientos factuales y conceptuales durante ese diálogo, mi cuerpo, mis expresiones,
mi disposición postural pueden verse
afectados. Quizás mi
interlocutor no lo perciba si soy
muy consciente de esa posición mía, pero yo sí sabré que estoy
pasando un mal rato y trataré de zanjar ese tema cuanto
antes.
Conducta
y emoción son componentes indivisibles. Estoy físicamente abatido, lloroso y
hablo de manera confusa, balbuceante, porqué porque estoy triste,
deprimido. Pero, al mismo tiempo, estoy triste
porque estoy abatido, porque balbuceo y estoy decaído. Estar y sentir
forman parte de una misma unidad inteligible. A eso se añade lo conceptual, la
autobservación y la búsqueda de causas: ¿por qué estoy
triste?, ¿qué es lo que me entristece? Se
trata de tres planos que funcionan de forma integral, como patrones, de tal modo que
viendo una escena en el cine de una mujer muriendo en el lecho se me llenan los
ojos de lágrimas –-la emoción–-, me digo que
estoy triste –-el sentimiento–- y pienso que la
escena me recuerda la muerte de mi madre –-conceptualización-.
Recapitulemos.
Las
posiciones que mantengo en relación con los distintos contextos que configuran un escenario social
constituyen mi identidad respecto a ese
escenario; podemos pues
referirnos a distintas identidades: yo como trabajador (identidad laboral), yo
como padre (identidad familiar), yo como amigo de mis amigos (identidad
personal), entre otrasetc. Cada una de
esas identidades estaría formada por distintas maneras de posicionarme en cada
contexto. Por consiguiente, modificando estas maneras de posicionarme, es
decir, de entender algo, actuar de un modo determinado y sentirme de una manera
específica, estaría modificando mi identidad.
A
continuación, profundizaremos
en estas cuestiones, pero ciñéndonos
al escenario educativo, a los contextos formales de enseñanza y aprendizaje y a
las identidades de docentes y alumnos.
Incidentes,
emociones y posiciones identitarias
de los docentes
y discentes.
Tomando
como marco de referencia la Dialogical Self Theory, (Hermans, 2001; Monereo, 2022), si nos referimos
a la identidad del docente y del aprendiz, y a las emociones y sentimientos que
usualmente deben gestionar, lo primero que debemos hacer es identificar, por
una parte, cuáles son los
incidentes que con mayor frecuencia se producen en las aulas y, por otra,
establecer de qué modo
pueden impactar esos incidentes en las distintas
posiciones que conforman la identidad docente y discente.
Con
el fin de establecer las posiciones, una aproximación interesante puede ser hacerlo a partir de los
roles profesionales. Aclaremos que
una posición no es un rol, puesto que el rol designa funciones claramente
establecidas que todo docente debe realizar –-podríamos decir
que percibe un sueldo precisamente para efectuar esas funciones–-, mientras que la
posición atiende más bien a la interpretación personal del sujeto sobre las
funciones que debe o no realizar, y el modo de desempeñarlas. Por ejemplo, hoy
por hoy un rol prescriptivo de todo docente es el de evaluador, pero no el de
investigador, que suele reservarse a los profesores universitarios. Sin embargo,
podríamos encontrar profesores que no evalúen, al menos en el sentido
convencional del término, y en cambio que sí investiguen.
Dicho
lo cual, comúnmentepor lo general, los roles más
frecuentes se transforman en posiciones subjetivas para el profesor, que las
interpreta y ejecuta a su manera, sintiéndose de uno u otro modo cuando lo
hace. Eso conlleva, además, la posibilidad, casi la certeza,
de que algunos de esos roles-posiciones sean en algún punto poco coherentes con
otros. Puede perfectamente ocurrir que como comunicadores o evaluadores seamos
distantes y seguros, y en cambio, como tutores o
miembros del equipo docente, nos mostremos
más cercanos, pero también más inseguros.
En
cuanto a los alumnos, las premisas serían las mismas y a una posición
evaluadora del docente le correspondería otra de evaluado al discente. Recordemos que
cada posición contiene unas creencias o concepciones, unos procedimientos o
estrategias y unas emociones o sentimientos.
Por
ejemplo, en el manejo del computador, puede ocurrir
que el docente considere que
solo es útil para animar o
entretener, y lo emplea para ver
imágenes o animaciones que ilustran lo explicado, sintiéndose satisfecho porque
cree que es innovador haciendo eso. En cambio, los alumnos
pueden considerar que eso es una pérdida de tiempo y no les aporta nada sustancial, por lo que se
distraen cuando el docente pasa esas imágenes y tienen un sentimiento de inutilidad y pérdida de
tiempo.
Centrándonos
en cuales cuáles son los
incidentes que con más frecuentemente frecuencia se producen en
los centros educativos, la investigación ha mostrado la lógica coincidencia que
existe entre esos incidentes típicos, las tareas y actividades escolares
habituales y las posiciones que activan docentes y alumnos (Arvaja & y Sarja, 2021; Monereo, 2019; Nail, 2013). En este sentido, podemos
distinguir entre los siguientes bloquea bloques de incidentes:
· - Incumplimiento de
normas de conducta y
convivencia: conductas
disruptivas en clase, como charlar o
discutir con los compañeros, molestar con ruidos e intervenciones, utilizar
continuamente el celular, llegar sistemáticamente
tarde, etcétera. Los profesores de
enseñanza media o secundaria consideran a este grupo de incidentes el más
frecuente y molesto, dado que interrumpe constantemente la dinámica de la clase
(en especial de la clase expositiva tradicional).
· - Falta de Iinterés o
motivación: desatención,
muestras de aburrimiento, preguntas o quejas constantes, etcétera.
· - Falta de comprensión
de los contenidos: errores frecuentes, preguntas repetitivas, lentitud en las
respuestas, participación nula.
· - Problemas con la
evaluación: quejas por el
desequilibrio entre la complejidad y
extensión de las
explicaciones impartidas en clase y la
exigencia en los exámenes; desacuerdo con las correcciones y calificaciones;
intentos de copia y plagio, falsificación de notas. Este tipo de
incidentes ocupan la primera posición para los
profesores de la enseñanza
postobligatoria y en de la Universidad.
· - Resistencia a
aceptar algunos métodos y actividades didácticas: rechazo de alguna
innovación o cambio, como trabajar cooperativamente en grupos o tener que
realizar un proyecto. Quejas sobre el
exceso de horas de estudio
y deberes; resistencia a
emplear las TICs para realizar
trabajos; rechazo a participar en debates y dinámicas grupales.
· - Conflictos
personales: problemas de
acoso presencial o en
las redes, peleas entre bandas, problemas de pareja o con familiares, aislamiento o trastornos
psicológicos.
· - Dificultades
relativas al trabajo en equipo: falta de
colaboración de algunos
miembros, agravios
comparativos, problemas de liderazgo, dificultades de coordinación.
En
la tabla 1 se relacionan estas
distintas variables. En primer lugar, las posiciones identitarias más habituales,
en la siguiente columna los incidentes que son frecuentes en los contextos en
los que predominan esas posiciones, y, seguidamenteen seguida, algunos de los sentimientos más habituales asociadas asociados a esos incidentes
y posiciones.[1].
Las
otras tres columnas se refieren a distintas maneras de afrontar esos incidentes. En la
literatura sobre el tema (Monereo, 2010) se diferencian las intervenciones
preventivas, aquellas que
disponen un conjunto de medidas con el propósito de anticiparse al incidente; las
intervenciones locales, las respuestas
que se producen “in situ”, de manera
contingente al incidente. En este sentido, es básico evitar
respuestas que impliquen rehuir el incidente, en
especial cuando se ha producido de manera pública y notoria. Aún está menos indicado
reaccionar de manera
descontrolada, agresiva o irónica, castigando al alumno o ridiculizándolo públicamente.
Según la situación, las respuestas de contención –“vamos a calmarnos un poco”–-, de demora –“si quieres, sal
un momento de clase para tranquilizarte y vuelves a entrar cuando quieras”–-, de reflexión –“que os parece si
paramos un momento y analizamos juntos lo
ocurrido”–-, de negociación –“os propongo un
trato…”–-, de cambio de
actividad –“creo que lo mejor
ahora sería cambiar de grupos y comentar…”–- y, en general, de regulación y ajuste, serían las más aconsejables.
Aún
existiría un tercer grupo de intervenciones
estructurales, que se diseñarían posteriormente
al incidente, y que supondrían la introducción
de cambios más globales,
afectando a la organización de las metodologías, y/o de los
espacios, y/o de los tiempos, y/o de los
agrupamientos, y/o del propio currículo, o del tipo de
presencia docente. Se trata, por consiguiente, de un tipo de
medidas que innovan, afectando a la dinámica de las clases en su conjunto.
Obviamente, este tipo de
intervenciones no sóolo puede modificar la aparición, el
impacto o la intensidad del incidente;, puede modificar también alguna posición identitaria, que es tanto
como decir sus componentes conceptuales, procedimentales y/oy emocionales.
Tomemos
un ejemplo que lo ilustre. En relación con la evaluación,
tendríamos una posición de evaluador (docente) y evaluado (alumnos). Un
incidente muy prototípico es que algunos alumnos que han suspendido un examen estén en
desacuerdo con la corrección que ha realizado su profesor de la prueba, y boicoteen una
clase quejándose de ello. Algunos
sentimientos que pueden producirse en el docente son la decepción, porque
esperaba más de los alumnos, y/o la
culpabilidad, porque igual considera que algunas preguntas del examen eran
difíciles y no fueron suficientemente explicadas en clase. En los alumnos
esos sentimientos pueden ser de rabia, al considerarse injustamente tratados, pues el
contenido preguntado no se dio en clase o se impartió mal. También puede ir
acompañado de sentimientos de preocupación e
incertidumbre, al no saber si
el docente atenderá a sus razones y, finalmente, rectificará o no la nota. Ante este
incidente, las medidas a adoptar podrían ser éestas:
· Preventivas: Tenertener, previamente elaborada una lista con los errores
típicos que suelen
producirse en relación con algunos ítems, y
revisarla antes de la prueba con los alumnos.
· Locales: En en el momento en que
se producen las quejas, pedir a los
alumnos que han resuelto correctamente esas preguntas que se agrupen por
parejas o tríos con sus compañeros que las fallaron y les expliquen el porqué
de la respuesta.
· Estructurales: Modificar modificar el tipo de
pruebas de evaluación y el hecho de asignarles una
puntuación cuantitativa. Ofrecer, en cambio, una retroalimentación feedback más cualitativao, con comentarios
sobre las posibles razones del error, sin dar el resultado correcto,
permitiendo que los alumnos repitan la prueba a partir de esas orientaciones.
Tabla 1. Posiciones habituales de
docentes y discentes, incidentes y estrategias de intervención
Posiciones
docentes/discentes |
Incidentes
(ejemplos) |
Emociones/s asociadas
al
docente |
Emociones/sentimientos asociadas
al
discente |
Estrategia
p |
Estrategia
l |
Estrategia
e |
Gestor
de normas/Cumplidor
de normas |
Uso
de móviles en clase
para fines privados |
Tristeza
(frustración) Aversión
(hostilidad) |
Tristeza
(desgana) Aversión
(resentimiento) |
Consensuar
usos |
Negociar,
advertir |
Reglamento
del centro sobre usos
de
tecnologías
en
clase |
Incentivador/ Interesado |
Lamentos
por la inutilidad
de lo enseñado |
Ira
(rabia) Aversión
(desprecio) |
Tristeza
(abatimiento) Aversión
(rechazo) |
Tras
identificar necesidades e intereses, explicar su utilidad o funcionalidad |
Ofrecer
alternativas y opciones |
Aplicación
en problemas auténticos |
Gestor
y comunicador
de contenidos/ Aprendiz
de contenidos |
Quejas
por falta de comprensión de lo enseñado |
Miedo
(inseguridad) Ansiedad
(estrés) Aversión
(desdén) |
Tristeza
(frustración) Aversión
(disgusto) |
Tras
identificar conocimientos previos, conectarlos con lo nuevo |
Ilustrar
con ejemplos próximos a las experiencias de los alumnos |
Trabajar
siempre a partir de un caso inicial, luego un problema a resolver y,
finalmente,
un proyecto |
Evaluador/Evaluado |
Reclamaciones
por suspensos
injustos |
Tristeza
(decepción) Vergüenza
(culpabilidad) |
Ira
(tensión) Ansiedad
(preocupación) Miedo
(incertidumbre) |
Lista
de errores típicos con orientaciones para evitarlos |
Autoevaluar
y co-evaluar |
Repetir
la prueba y volverla a presentar, justificando cambios |
Didacta/ Participante |
Desacuerdo
por el exceso de deberes |
Tristeza
(desaliento) Tristeza
(pesimismo) |
Ira
(rabia) Ansiedad
(desazón) |
Identificar
preferencias, negociar métodos |
Revisar
metodologías, ajustar |
Distribución
en entornos híbridos: clase, equipos, casa, personal |
Tutor/Tutorizado |
Demandas
por c |
Vergüenza
(inseguridad) Compasión |
Ansiedad
(angustia) Aversión
(repugnancia) Ira
(odio) |
Reglamento
consensuado Situaciones
típicas y cómo actuar |
Contención
y regulación emocional |
Protocolos
de actuación |
Miembro
de un equipo
docente/ Miembro
de un grupo-clase |
Quejas
por falta de colaboración de compañeros |
Ira
(animadversión) Aversión
(hostilidad) Tristeza
(soledad) |
Ira
(animadversión) Aversión
(hostilidad) Tristeza
(decepción) |
Normativa
sobre tomas de decisiones, acuerdos en actas firmados |
Contención
y regulación emocional |
Sistema
de mediación (basado por ejemplo en PANIC) |
Tabla 1. Posiciones
habituales de docentes y discentes, incidentes y estrategias de intervención (EFuente: elaboración propia.)(Elaboración propia)
En
educación, los problemas
socioemocionales pueden y deben resolverse en los propios contextos educativos donde se
producen, utilizando
dispositivos psicopedagógicos, en lugar de “patologizarlos” y canalizarlos a
profesionales clínicos, dificultando su posterior integración escolar (Badía et al., 2004). Como se puede observarse ve en la Figura 1,
existen múltiples metodologías que ponen en juego emociones y sentimientos.
En
todo caso, cuanta más
incertidumbre posea la
actividad que se plantee, por no conocer
la respuesta o considerarla muy difícil, y más emocionalmente impactante sea,
por implicar al alumno de una manera más
cercana y vivencial (algo que le ha
ocurrido o le podría ocurrir), mayor será su
potencialidad para producir cambios en las posiciones de los alumnos. Por ejemplo, mientras las
adivinanzas son resolubles y nos comprometen poco, los retos son menos
resolubles y pueden implicarnos más y, definitivamente, los incidentes que nos
han ocurrido en propia piel son altamente comprometedores y vivenciados,
exponiéndonos a entrar en crisis y
obligándonos a salir adelante para sobrevivir.
Figura 1. Situaciones de aprendizaje
según el nivel de certidumbre e impacto emocional.
Figura 1. Situaciones de aprendizaje
según el nivel de certidumbre e impacto emocional.
(Fuente: eElaboración propia.). (Elaboración propia)
Los
incidentes, por su propia naturaleza, son pues dispositivos idóneos para
promover cambios en las posiciones
identitarias de profesores y
alumnos (o de otros agentes educativos como directores, mentores, asesores,
inspectores, padres, etc.entre otros). Para utilizarlos
en diseños formativos pueden emplearse distintas modalidades:
a)
Incidentes inducidos (Monereo et al., 2013): ). Se trata de una
modalidad extrema, consistente en preparar con algunos alumnos y/o con el docente
de una clase, algunos incidentes, pero
sin que el resto de los participantes sepan que esas situaciones han estado
intencionalmente concebidas. El objetivo es observar cómo responden los
implicados de manera espontánea. La sesión puede grabarse de forma oculta
para, posteriormente, analizar lo sucedido. Obviamente, se trata de una
modalidad contraindicada cuando no existe la absoluta seguridad de que los
participantes aceptarán de buen grado el engaño en pro de mejorar su formación.
b)
Incidentes dramatizados.: eEn este caso se
trata de escoger un incidente real, ocurrido en el
pasado de alguno de los integrantes del grupo, y dramatizarlo frente al resto
de la clase para, después, analizarlo conjuntamente y discutir posibles formas
de intervención. La actuación puede hacerse en directo o grabarse previamente
en vídeovideo.[2].
c)
Incidentes compartidos a
través de informes simultáneos (Panadero y
Monereo, 2014).: eEn esta modalidad,
un grupo de estudiantes seleccionados (por lo general la mitad con buenas
calificaciones y la otra mitad con malas), además del profesor, deben redactar
periódicamente unos informes pautados en los que se les pregunta sobre aspectos
relativos a la claridad, organización y calidad de las clases, a la actitud e
interés del profesor y los alumnos, a la participación de estos últimos, a la
supervisión de lo aprendido, etcétera, y finalmente se interroga
sobre si se han producido algunos
incidentes, cómo sucedieron y de qué manera actuaron profesor y alumnos para
solventarlos. Estos informes,
durante los tres primeros meses
del curso, a razón de uno o
dos por semana, se realizan de manera individual mente y, una vez
entregados, el coordinador
del proyecto los distribuye de manera que los estudiantes reciben el informe
del profesor, y éste, el informe anónimo de sus alumnos.
Tras estos primeros meses, profesor y alumnos participantes deben realizar una
reflexión por escrito de aquellas conductas que consideran que deberían
modificar y el modo en que piensan hacerlo. En la segunda
parte del curso, en la que deben ponerse en juego los cambios propuestos tras
la reflexión, se siguen recogiendo los informes, esperando que tanto el
profesor como los alumnos valoren positivamente los esfuerzos de los demás para
mejorar la dinámica de las clases.
d)
Incidentes redactados en forma de narraciones, ya sean a propuesta de los
formadores (Díaz Barriga et al., 2018; Monereo, et al., 2011 y; 2015) o de los propios
participantes en la formación.
En
todas estas modalidades de formación a través de incidentes, empleamos algunos
instrumentos de registro y análisis que seguidamente presentaremos a través de
un ejemplo.
Un
ejemplo de intervención socioemocional mediante el análisis de Incidentes incidentes en
el aula.
Desde
la Dialogical Self Theory existen
diferencias iniciativas para promover cambios en las posiciones
identitarias de docentes y alumnos que, como hemos tratado de argumentar, es
para nosotros la opción más eficaz para para abordar también
una intervención socioemocional integral. Una propuesta muy consistente es la
que han efectuado Hermans y Bartels
(2021) en una obra muy
práctica donde proponen actividades, ejercicios, reflexiones, autoevaluaciones
con el fin de construir “posiciones” más democráticos en nuestros futuros
ciudadanos. Su principal premisa es que la democracia empieza por uno mismo, promoviendo diálogos democráticos en nuestra
mente; una “inner Ddemocracy” que se refuerza incorporando voces que
defiendan la tolerancia, la autocrítica, la resiliencia, el respeto a la diversidad y a los valores
humanos. Modificar nuestra
sociedad, supone modificar la “sociedad mental” de cada uno de nosotros.
Otros muchos
investigadores también han
utilizado los incidentes, a
veces con distintas denominaciones –-bumpy moments o peek moments–- y en materias muy
dispares (Badía et al., 20121; Cinti, 2015; Choy,
2014; Holguin-Alvarez et al., 2020; Madrid, 2019; Vloet et al., 2020; Waterhouse et al., 2021).
Desde
nuestro planteamiento, lo primero que deberemos hacer es conocer, describir y examinar la constelación
de posiciones que explican el posicionamiento que adopta una persona en un
determinado contexto de práctica educatival. Para hacerlo,
podemos emplear distintos instrumentos de registro y análisis. Por ejemplo (para una revisión más profunda de estos métodos y
su aplicación, puede consultarse Monereo y Caride, 2022):[3]
· Mapping.: Identificación
gráfica y reflexión sobre
algunos incidentes
críticos que se produjeron en el pasado y que podrían
explicar determinadas posiciones actuales respecto a un contexto (ver figuras 2, 3, 4).
· Entrevistas en
profundidad.: Preguntas
relativas a las concepciones, estrategias y sentimientos del sujeto sobre
ese contexto de prácticas (p. eor ejemplo,. ¿para ti que qué significa
evaluar?, ¿qué instrumentos te parecen más apropiados para hacerlo y por qué?; ¿cómo te sientes
cuando evalúas de manera de forma poco
coherente con tus principios?, etc.). étera). Esas preguntas
también pueden realizarse a otras personas próximas al sujeto (colegas,
alumnos) con el fin de
obtener una comprensión más completa.
· Observaciones y
análisis de prácticas en el aula:. Las entrevistas
pueden contrastarse con observaciones realizadas en el aula. Resulta de
especial interés grabar algunas sesiones y que el docente seleccione los
momentos en que se
percibe como el docente que siempre le
gustaría ser, y aquéellos en que le
desagrada su actuación.
· Journey Plot, Community Plot.: Representación gráfica de la
trayectoria que siguen un sujeto, o un
conjunto de sujetos –-por ejemplo, un equipo–-, durante un período periodo temporal, haceindhaciendo hincapié en los
incidentes que se van produciendo y en la forma de solventarlos (ver ejemplo de
Journey Plot en la Figura figura 5).
· Repertorio de posiciones personales.: Representación gráfica de las
posiciones más relevantes que mantiene el sujeto en ese contexto de práctica (posición
central) y sus
interacciones positivas (de coalición, promotoras) y negativas (de contraposición) (ver Figura figura 6).
· Pauta para el análisis Análisis de Incidentes críticos Críticos (PANIC).: Consiste en una
guía formada por dos bloques: (1) descripción de y
análisis del incidente y (2) intervención y
seguimiento del incidente. En el primer
bloque, se deben exponer algunos de los antecedentes más significativos que
podrían explicar la aparición del incidente acaecido. Asimismo, debe
describirse, de la manera más objetiva posible, la secuencia de lo ocurrido. FinalmentePor último, se solicita que se
identifiquen los principales actores que han intervenido en la escena del
incidente y, con respecto a cada uno de ellos, cómo han interpretado lo
ocurrido (concepciones), como cómo han actuado
frente a ese suceso (estrategias) y de qué modo se han sentido (sentimientos).
En el segundo
bloque, debe especificarse, también para cada uno de los actores, sobre qué
aspectos deberá intervenirse,
cómo deberá hacerse y qué
indicadores tomaremos en consideración para valorar que ese cambio se está
produciendo en el sentido deseado (vVer tabla 2).
Con la finalidad
de ilustrar algunos de estos procedimientos, presentamos seguidamente
un posible
ejemplo del posicionamiento de una profesora de historia –-Marta–-, y de dos de sus
alumnos, –-José y Eva–-. Se presentan, en primer lugar, sus antecedentes
a través de un mapping, y de sus
impresiones a partir de una entrevista (Figuras figuras 2, 3, 4). Después
podemos encontrar las interacciones
que tienen lugar durante el primer día de clase, mediante un Journey Plot (Figura figura 5).
Figura 2. Antecedentes de Marta (Mapping).
Figura 2. Antecedentes de Marta (Mapping).
(Fuente: eElaboración propia.). (Elaboración propia)
Figura 3. Antecedentes de José (Mapping),
Figura 3. Antecedentes de José (Mapping),
Fuente: e (Elaboración propia.) (Elaboración propia)
Figura 4. Antecedentes de Eva (Mapping).
Figura 4. Antecedentes de Eva (Mapping).
Fuente: e (Elaboración propia.) (Elaboración propia)
Figura 5. Interacciones durante el
primer día de clase (Journey Plot).
Figura 5. Interacciones durante
el primer día de clase (Journey Plot).
Fuente: e (Elaboración propia.) (Elaboración propia)
Una
vez realizados estos registros, podemos estar en disposición de representar el
repertorio de posiciones de Marta (ver Figura figura 6), en diálogo con
sus propias voces y posiciones internas, y con
las voces y posiciones que puede invocar de sus alumnos o posiciones
externas.
Figura 6. Repertorio de Pposiciones Ppersonales de Marta.
Figura 6. Repertorio de
Posiciones Personales de Marta.
Fuente: e (Elaboración propia.) (Elaboración propia)
A
partir de aquí,
estamos
en disposición de realizar un análisis más completo de lo ocurrido y de
arbitrar algunas posibles medidas, ya definidas, de distinta naturaleza –-preventivas,
locales, estructurales–- para intervenir
en el conflicto y tratar de
modificar algunas posiciones de los actores implicados. Seguidamente
Enseguida mostramos cóomo podría ser un
análisis e intervención a través de una herramienta que creada para tal efecto: la
pauta de análisis de incidentes críticos o PANIC (Monereo, 2010).
Tabla 2. Pauta de aAnálisis de los iIncidentes Críticos (PANIC) en la clase de Historia.
PANIC: la clase de Marta
1.
Descripción y análisis del incidente |
|||
Antecedentes |
Actor
1: Marta |
Como
se aprecia en la |
|
Actor
2: José |
Tal
como muestra la |
||
Actor
3: Eva |
El
caso de Eva,
ver |
||
Descripción
del
i |
Durante
la primera clase, Marta (M) trata de explicar cuáles son los objetivos y
contenidos de la asignatura;
cuando afirma
que la evaluación no se basará en exámenes memorísticos y que le interesa
sobre todo que entiendan que la historia les ayudará a comprender mejor su
presente,
la situación estalla. Mientras José
(J)
protesta ante la ausencia de exámenes tradicionales, Eva
(E) no
entiende el sentido de tratar la |
||
Actor
1: Marta |
Concepciones |
Considera
la Historia un medio para formar ciudadanos que comprendan mejor su mundo
actual, y no un fin en sí mismo. Además, piensa que es ella |
|
Estrategias |
Aunque
defiende su punto de vista y no permite protestas inapropiadas, ofrece alguna
alternativa de evaluación al considerar que los alumnos vienen de otra
tradición y el cambio puede ser demasiado
radical. |
||
Sentimientos |
Primero
se siente contrariada
y molesta
con José
(J)
y sus protestas en voz alta
(pensaba erróneamente que todos los alumnos celebrarían que no hubiese
examen). Es tajante al abortar sus
protestas
(no quiere perder el control de la clase). Finalmente,
tampoco quiere parecer que se alía
con Eva
(E)
y
adopta
un tono más conciliador y negociador. |
||
Actor
2: José |
Concepciones |
La
explicación inicial de Marta
(M),
la nueva profesora, rompe sus expectativas. Memorizar no será suficiente,
será imprescindible dedicar más tiempo a la materia de lo que él
pensaba
y deseaba. |
|
Estrategias |
Reacciona
de forma
bastante descontrolada, expresando su malestar en voz alta y adoptando un
tono directo y agresivo. |
||
Sentimientos |
En
un primer momento se siente indignado. Marta
(M)
ha cambiado las reglas y tendrá que dedicar tiempo y esfuerzo a algo que no
le interesa. Encima
Eva (E) está de acuerdo con Marta (M)
en no hacer exámenes.
Tras
la reprimenda de Marta
(M)
y la oferta de la posibilidad de realizar un trabajo, parece tranquilizarse
un poco.
|
||
Actor
3: Eva |
Concepciones |
Eva
(E) es
crítica con la “Historia Oficial”
pues piensa que está escrita só |
|
Estrategias |
Eva
(E) espera
para intervenir en clase. Primero se hace una composición de lo que pretende
Marta
(M),
y después muestra su apoyo hacia ella, como réplica a las quejas de José
(J). |
||
Sentimientos |
Eva
(E)
pasa de una sorpresa desagradable,
pues
preferiría
un tema más actual, a aliarse con Marta
(M)
en la cuestión de la evaluación y, finalmente, a sentirse segura para
proponer una doble mirada sobre la Revolución
Francesa,
la de los vencedores,
pero también la de
los perdedores. |
||
2.
Intervención
y seguimiento del incidente |
||
Actor
1: Marta |
Sobre
qué intervenir |
Sobre
las expectativas de los alumnos. |
En
relación con los compañeros de Departamento y con
las familias. |
||
Cómo
i |
Debe
planificarse un cierto tránsito dado que los alumnos
no están acostumbrados a este tipo de planteamientos. Como explicaremos tras
esta pauta,
una iniciativa tipo |
|
Es
imprescindible consensuar con los colegas del equipo docente También
deberá informarse a los padres o tutores de las razones de esa forma de
enseñar y evaluar la historia,
con el fin de evitar posibles conflictos y malas interpretaciones. |
||
Indicadores
de cambio |
Los
alumnos muestran una actitud positiva y participativa ante la propuesta. Se
obtienen respuestas de iniciativa, responsabilidad y compromiso, en especial
de parte de alumnos con perfiles similares al de José
(J). |
|
Los
compañeros y las familias muestran su acuerdo con la propuesta y, en algunos
casos, se adhieren a ella de manera activa (por ejemplo, |
||
Actor
2: José |
Sobre
qué intervenir |
Sobre
su teoría relativa al valor de la memorización. |
Sobre
su forma de entender la evaluación. |
||
Cómo
i |
Revisar
investigaciones que evidencien
las limitaciones que tiene la
memorización sin sentido
sobre el recuerdo a
largo plazo |
|
Dado
que le gustan las series y quiere dedicarse a la computación, se le puede
proponer que revise la serie |
||
Indicadores
de cambio |
Mostrar
capacidad para distinguir situaciones donde la memoria de datos es suficiente
y otras que requieren una explicación comprensiva. |
|
Aceptar
de buen grado la nueva propuesta evaluativa y admitir que la historia puede
resultar necesaria, útil y gratificante. |
||
Actor
3: Eva |
Sobre
qué intervenir |
Debe
darse cuenta de que no siempre quienes ganan – |
Debe
entender que en alguna ocasión memorizar determinados datos puede ser
conveniente. |
||
Cómo
|
Permitirle
preparar una discusión (p |
|
Preparándola
también para la prueba del Gobierno que, al ser sin textos ni otros apoyos,
puede exigir el recuerdo de ciertos datos. |
||
Indicadores
de cambio |
Aceptar
que la contraposición o triangulación de diferentes fuentes sobre unos mismos
hechos, pueden facilitar una comprensión más completa y “objetiva” de los
mismos. |
|
Distinguir
las situaciones que precisan el recuerdo de ciertos datos,
y admitir
que,
a veces,
pueden ser compatibles
con
la exigencia de una comprensión
más profunda. |
Tabla 2. Pauta de
análisis de los incidentes en la clase de Historia.
Fuente: e (Elaboración propia.) (Elaboración propia)
Marta
se ve sobrepasada y pone en marcha una estrategia local de negociación: las
discusiones en clase contarán, pero también existe la alternativa de un trabajo
monográfico sobre alguna temática de interés. Una estrategia más estructural
sería la de proponer una
intervención tipo “partnership,” en el la que los alumnos
pudiesen negociar parte de los contenidos y de las modalidades de evaluación (Bovill, 2020; Kirchner & y London, 2021).
Como
hemos visto, nuestra aproximación al análisis e intervención en el ámbito de
las emociones es necesariamente molar. Para nosotros el cambio real, en
profundidad, no pasa por aprender algún método de relajación, de
desensibilización o de autocontrol, entendemos que todo cambio, para que sea
significativo, es decir sustancial, permanente y sostenible, requiere un cambio
en el núcleo de la identidad, un cambio en algunas de las posiciones
identitarias que mantiene un docente, un alumno, un asesor, un director, un
inspector o unos padres. Ese
cambio, como hemos tratado de defender, afecta necesaria y recíprocamente a lo
cognitivo (creencias, concepciones), a lo procedimental (técnicas, estrategias)
y a lo afectivo (emociones, sentimientos). La entrada a
partir de actividades que tengan un alto grado de impacto emocional (alta
implicación personal y grado de incertidumbre), puede resultar muy interesante
y efectiva, pero si luego sóolo se incide
intencionalmente en la parcela emocional, perderá parte de su potencial
transformador. Es preferible, que, desde el primer
momento, se contemplen todas las dimensiones –-cognitivas,
conductuales y afectivas–- de manera
integral.
Como dejó escrito el sociólogo
inglés John Ruskin, también pensamos
que educar,
con mayúsculas, no consiste tanto en que un alumno
aprenda algo que no sabía, sino que tiene más que
ver con transformar a ese alumno en alguien mejor, que aún no
existía.
Referencias
Arvaja,
M., y &
Sarja,
A. (2021). Dialogic
Tensions in Pre-Service Subject Teachers’ Identity Negotiations. Scandinavian
Journal of Educational Research, 65(2).
Doi: http://dx.doi.org/10.1080/00313831.2019.1705895
Badía, A., Becerril, L., y Gómez, M. (2021). Four types of teachers’ voices on critical
incidents in teaching. Teacher Development, 25(2), 120-135. https://doi.org./10.1080/13664530.2021.1882549
Badía, A., Mauri,
T., y Monereo, C.
(2004). La práctica
psicopedagógica en educación formal. Barcelona:
EDIUOC.
Badía, A., Becerril, L., y & Gómez, M. (2021): Four types of teachers’ voices on critical
incidents in teaching, Teacher Development, DOI:
Bisquerra, R.
(2015). Universo de las
emociones. Barcelona:
PalauGea.
Bovill,
C. (2020). Co-creation in learning and teaching: The case for a whole-class
approach in higher education. Higher
Education, 79(6),
1023-1037. https://doi.org/10.1007/s10734-019-00453-w
Choy, B. H. (2014). Noticing Critical Incidents in
a Mathematics Classroom. En J. Anderson, M. Cavanagh y A. Prescott (eds.), Curriculum in focus: Research guided practice.
Proceedings of the 37th annual conference of the Mathematics Education Research
Group of Australasia (pp. 143-150). Sydney: Mathematics Education
Research Group of Australasia, MERGA. https://goo.gl/3mqF3D
Cinti,
S. (2015). Critical incident Analysis, Biological Events, and the case of the
2009 H1N1 Influenza A Panmedic. En:
R. W. Schwester (Eded.),
Handbook
of Critical Incident Analysis
(pp. 49-69). New Nueva York:
Taylor & Francis Group.
Choy, B. H. (2014), Noticing Critical Incidents in a Mathematics
Classroom. En J. Anderson, M. Cavanagh y A. Prescott (Edseds.), Curriculum in focus: Research guided practice.
Proceedings of the 37th annual conference of the Mathematics Education Research
Group of Australasia (pp. 143-150). Sydney: Mathematics Education
Research Group of Australasia, – MERGA. https://goo.gl/3mqF3D
Cooker,
L.; Cotton, T., y & Toft,
H. (2021). Transforming
Teaching Global Responses to Teaching Under the Covid-19 Pandemic.
LondonLondres:
Routledge.
Díaz
Barriga, F.,;
Domínguez, Y. A., y &
Zárate, F. (2018). Identidad y
formación de estudiantes de posgrado en educación a través de la narración de
incidentes críticos. (pp. (89-135). En M. I. Arbesú, M. I. &; y J. L. Menéndez, J. L. (coords). .), Métodos cualitativos de
investigación en educación superior, (pp. (89-135).. México:
UAM-Newton.
Every,
G. S.,
y Mitchell, J. T. (1999). Critical
Incident stress management: a new era and standard of care in crisis
intervention.
Ellicott City, MDMaryland:
Chevron Press.
Hermans,
H. (2001). The dialogical self: Toward a theory of personal and cultural
positioning. Culture
and Psychology, 7,
243-281.
Hermans,
H., y &
Bartels, R.
(2021). Citizenship
Education and the personalitzation
of Democracy.
LondonLondres: Routledge.
Holguíin-ÁAlvarez, J., Oyaque-Pinedo, S., Samame-Gamarra,
S., Villa-Córdova, G., y Pariona-Tacsa, D. (2020). Incidentes críticos formativos:
evidencias de la soledad pedagógica docente en contextos vulnerables. Praxis,
16(2), 151-167.
in press.
Doi: http://dx.doi.org/10.21676/23897856.3463
Kirchner,
M., & y London,
M. (2021). The Co-Created Classroom: Enhancing Students’ Professional Identity
through a Teaching Apprentice Assignment. College
Teaching,
1-13. DOI:https://doi.org/10.1080/87567555.2021.191523510.1080/87567555.2021.1915235
Madrid,
S. (2019). Uncovering Cultural Assumptions: Using a Critical Incident Technique
during an International Student-Teaching Field Experience. Contemporary
Issues in Early Childhood, 20(2),
146-162. https://doi.org/10.1177/1463949117747108
Medina,
L. (Ed.) (2021).
Educar
en contingencia durante la Covid-19 en México. Un
análisis desde las dimensiones pedagógica, tecnológica y socioemocional. Ciudad de México: SM.
Monereo, C. (2010). La formación del profesorado: una pauta
para el análisis e intervención a través de incidentes críticos. Revista
Iberoamericana
de Educación,
52; , 149-178.
Monereo,
C. (2019).
The role of critical incidents in the dialogical construction of teacher
identity. Analysis of a professional transition case. Learning,
Culture and Social Interaction,
20,
4-13. https://doi.org/10.1016/j.lcsi.2017.10.002
Monereo,
C. (2022). Professional Identity in Education from the perspective of
Dialogical Self Theory (pp. 1-32).
En C. Monereo (Ed.) (2022). The
Identity of Education Professionals. Positioning, training
& innovation, (pp. 1-32).
Charlotte, USAEstados Unidos:
Information Age Publishing (IAP).
Monereo,
C.,
y Caride,
M. (2021). Becoming
a Professional: Analysis of the Reciprocal Influence between I-Positions and
We-Positions in a Group of University Students. Journal
of Constructivist Psychology, 35(4), 1347-1370.
DOI:https://doi.org/ 10.1080/10720537.2021.1989095
Monereo,
C.,;
Monguet,
J. M.,;
Trejo, A.,
y Catta-Preta,
M. (2020). El proyecto PsicoFight: afrontar conflictos durante el
confinamiento. Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, L(Esp.), número especial; 313-324. https://design2fightcovid19.com/psico-es/
Monereo, C., y Monte, M.
(2011). Docentes en
tránsito. Incidentes críticos en secundaria. Barcelona:
Graó.
Monereo,
C.,;
Monte, M.,
y Andreucci, P. (2015).
La
gestión de incidentes críticos en la Universidad.
Madrid: Narcea.
Monereo, C., Weise, C., y Álvarez, I. M. (2013).
Cambiar la identidad docente en la Universidad. Formación basada en incidentes
dramatizados. Infancia
& y Aprendizaje,
36(3), 323-340.
Nail, O. (2013).
Convivencia escolar en el aula (pp.
15-36). En:
O. Nail Kröyer (coord.). .), Análisis de
incidentes críticos en el aula. Una herramienta para el mejoramiento de la
convivencia, (pp. 15-36). Santiago de
Chile: RIL editores.
Panadero,
A., y &
Monereo, C. (2014).
Using
shared reports to explore the nature and resolution of critical incidents
between teachers and higher education students. Electronic
Journal of Research in Educational Psychology, 12(1); ), 241-262.
Pozo,
J. I.
(2020). ¡La
escuela está
desnuda! Lo que deberíamos aprender de la escuela confinada. España: Biblioteca
Innovación
Educativa.
Tripp,
D. (2012). Critical
incidents in teaching. Developing professional judgement. C. Ed.
New Nueva York:
Routledge-Taylor & Francis Group.
Vloet,
K., Klatter, E., Janssen, S., y &
Kessels, G. (2020). Bumpy
moments considered as critical incidents in dialogue. Professional Identity of
technical VET-teachers. Quaderns
de Psicologia,
22(2), 1-26.
https://doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.1573
Waterhouse,
P.; ., Creely,
E., y &
Southcott, J. (2021). Peak moments: A teacher-educator reflects (with
colleagues) on the importance of heightened moments of teaching and learning. Teacher
& Teaching,
99.
https://doi.org/10.1016/j.tate.2020.103275
[1]
Hemos optado por utilizar la clasificación que propone Bisquerra (2015) en su “Universo
de las emociones” por la
aceptación que ha tenido entre los educadores.
[2]
En nuestras clases empleamos incidentes grabados que después se publican en una
red social de acceso público durante un par de semanas para que la comunidad
educativa pueda analizarlo y comentar sugerencias de intervención. Visitar al
respecto: https://www.critic-edu.com/videos
y https://www.facebook.com/criticface/
[3] Para una revisión más profunda de estos métodos y
su aplicación, puede consultarse Monereo y Caride (2022).