La inteligencia
emocional dentro del contenido de una materia curricular, caso aplicado en el
programa Técnico Superior Universitario en Producción Gráfica de la Universidad
Iberoamericana
Emotional
Intelligence within the Content of a Curricular Subject, Applied Case in the
Higher Technical University Program in Graphic Production at the Universidad Iberoamericana
Alicia Anaya Viay
Universidad Iberoamericana Ciudad de
México, México
https://orcid.org/0000-0001-8039-983X
Ingreso:
30 de mayo de 2022.
Aceptación:
11 de noviembre de 2022.
https://rieeb.ibero.mx/index.php/rieeb/article/view/49
Cómo
citar: Anaya,
A. (2023). La inteligencia emocional dentro del contenido de una materia
curricular, caso aplicado en el programa Técnico Superior Universitario en
Producción Gráfica de la Universidad Iberoamericana. Revista Internacional
de Educación Emocional y Bienestar, 3(1), 61-83. https://rieeb.ibero.mx/index.php/rieeb/article/view/49
Resumen
Este artículo
expone los resultados de un estudio de intervención en inteligencia emocional
enfocado en el diseño, implementación y evaluación del proyecto emocional
dentro del programa Técnico Superior Universitario en Producción Gráfica. El
proyecto tuvo como objetivo promover el fortalecimiento en la prevención,
atención y seguimiento de problemas socioemocionales en el grupo de segundo
semestre de una carrera técnica, a través del taller socioemocional insertado
en la materia de Comunicación visual y observar cómo incidió positivamente en
el aprendizaje y en la autopercepción del estudiante. Ante la necesidad de dar acompañamiento
a los integrantes del grupo de la materia de comunicación visual de segundo
semestre, se creó este proyecto socioemocional para los alumnos que iniciaron
sus estudios en época de pandemia y no habían asistido nunca de manera
presencial. Esta situación los colocaba en alto grado de posible deserción, por
lo que se diseñó e implementó el taller con resultados exitosos, que se
traducen en un mejor autoconocimiento, manejo de las emociones y empatía,
mientras que también se logró evitar la deserción al término del semestre.
Palabras clave: educación socioemocional, diseño pedagógico,
regulación emocional, inteligencia emocional
Abstract
This
article presents the results of an emotional intelligence intervention study
focused on designing, implementing, and evaluating
the emotional project within the Higher University Technical Program in Graphic
Production. The project aimed at promoting
the strengthening of prevention, attention, and follow-up of socio-emotional
problems in the second-term group of a technical career, by means of the
socio-emotional workshop included in the subject Visual Communication, and to
observe how it influenced positively the students’ learning and
self-perception. Given the need to provide support to the members of the
second-semester visual communication group, this socio-emotional project was
created for students who began their studies during the pandemic and had never
attended in person. This situation placed them in a high degree of possible
desertion, so the workshop was designed and implemented with successful
results, which translate into better self-knowledge, emotion management, and
empathy; as well as zero desertion at the end of the semester.
Keywords: social-emotional education, pedagogical design, emotion regulation; emotional
intelligence
Introducción
El ritmo de vida actual y las
particularidades de la sociedad han obligado a las personas a vivir en un
vaivén de emociones descontroladas y comportamientos que se vuelven
inapropiados; el estrés, las preocupaciones, el descontento y las problemáticas
pandémicas han provocado en los integrantes de la sociedad estados de depresión
o descontento; esto ha derivado en problemas físicos o temores asociados con
problemas personales.
Por otro lado, las pandemias que han
aparecido en el mundo son hechos históricos con precedentes muy antiguos, pero
en la época actual, los países tuvieron que enfrentar una nueva problemática,
el Covid 19. Este fenómeno ha generado mucho dolor en los habitantes, ha
provocado millones de pérdidas humanas, y con ello, pérdidas sociales,
económicas, ecológicas, entre otras, que han obligado a la sociedad a probar su
lado resiliente: la capacidad de perder y de enfrentar situaciones
catastróficas y mantenerse de pie.
En este artículo se muestran los
resultados del taller de inteligencia emocional que se elaboró, aplicó y evaluó
dentro de una materia curricular del programa académico y que se identifica
como caso de éxito, pues logró los objetivos planeados, tanto de la materia
como del taller.
En el ámbito de la educación, esta
situación sanitaria creó estragos en los miembros de la comunidad estudiantil, lo
mismo en profesores, que en estudiantes, aunque esta
investigación se enfocó en los segundos. En la Universidad Iberoamericana, la
coordinación del programa Técnico Superior Universitario en Producción Gráfica
identificó que la problemática emocional de los estudiantes podía incidir en
deserción; es por ello que se diseñó un taller de inteligencia emocional para
desarrollar habilidades en los participantes, el que se insertó con éxito
dentro de una materia curricular del programa académico.
Para identificar las necesidades socioemocionales
de los estudiantes, se aplicaron pruebas estandarizadas como el Trait Meta Mood Scale 24
(TMMS24, Escala de rango de metaconocimiento emocional), el cuestionario de
competencias y habilidades emocionales (ESCQ-21), y dos preguntas abiertas de
producción propia, en las que se profundizó el sentir y pensar de los
participantes. Las actividades que se realizaron durante las 16 semanas de
intervención fueron una oportunidad para reforzar los conocimientos previamente
adquiridos (como empatía, comunicación asertiva, autoconocimiento, entre otras)
y crear nuevos hábitos de inteligencia emocional. Una herramienta determinante
que permitió hacer una medición de los estados de ánimo fue el Moodmeter (medidor
emocional) (Neurociencia Aplicada a la Educación, 2022).
Transversalizar el
taller dentro de la materia de comunicación visual no sólo fue un acierto, sino
una ventaja importante, pues permitió avanzar con el contenido académico de la
materia, y se logró abordar temas emocionales para ejemplificar y realizar
evidencias visuales (Bedoya, Gómez y Ríos, 2018). Con esta táctica no sólo se
cumplió con el temario curricular, sino que se resaltó la importancia de
conocer y regular las emociones propias, así como las de los otros.
Marco Teórico
Ser conscientes de
las emociones (propias y ajenas) y tener la capacidad de gestionarlas es una
definición puntual de qué es la inteligencia emocional. Poder expresar las
emociones de manera adecuada y regularlas permite al individuo mejorar el
desarrollo personal y facilitar las relaciones sociales, la convivencia y el
bienestar (Bisquerra y López-Cassá, 2020). De aquí se
desprende la conciencia emocional que permite a las personas, como lo dice el
término, ser conscientes de sus emociones, captar el clima emocional dentro de
determinado contexto, reconocer y poder etiquetar los sentimientos que se están
experimentando.
Dentro de las
principales características de la conciencia emocional, este estudio pone el
acento en la empatía, esa capacidad de conectarse con el otro en las vivencias
y emociones, derivadas de las circunstancias que atraviesan en este momento.
Por otro lado, la atención plena permite que desarrollen la capacidad de
atención y concentración para poder discernir sus pensamientos y tomar
adecuadas decisiones de vida. Estos dos elementos fortalecen la regulación
emocional, la posibilidad de gestionar y usar en su favor las emociones para
que no sean obstáculo o limitante en las situaciones personales.
Se considera que
las personas con inteligencia emocional desarrollada construyen una sociedad
más feliz y justa (Dueñas, 2002); dota a las personas de conciencia sobre sus
emociones, estrategias y habilidades que les ayudan a desarrollar un concepto
positivo de sí mismos, promueve relaciones más sanas y de respeto,
permite trabajar la capacidad de
reconocer y manejar sus emociones y tomar decisiones con responsabilidad. Las
personas con habilidades socioemocionales centran su atención en las metas y
objetivos que se plantean.
Un ejemplo que se
puede mencionar es la autonomía emocional, que se entiende como el conjunto de
elementos relacionados con la autogestión, entre las que se encuentran la
autoestima, la actitud positiva, la responsabilidad, la capacidad para pedir ayuda
y la autoeficacia emocional (Bisquerra y López-Cassá,
2020).
Distintos autores han
sumado esfuerzos en desarrollar modelos y teorías respecto al desarrollo
emocional y los beneficios para afrontar los retos de vida (Salovey y Mayer,
1990; Goleman, 1992; Bar On, 1997; Extremera y
Fernández-Berrocal, 2002). En específico, a continuación
se resaltan las habilidades de vida y bienestar que desarrolló Bisquerra (s. f.,
s. p.) y que define como:
Las habilidades de
vida y bienestar o competencias para la vida y el bienestar, son la capacidad
de adoptar comportamientos apropiados y responsables para afrontar
satisfactoriamente los desafíos diarios de la vida, sean personales,
profesionales, familiares, sociales, de tiempo libre, etc. Las competencias
para la vida permiten organizarla de forma sana, y equilibrada, facilitándonos
experiencias de satisfacción o bienestar.
Estos elementos
permiten que los individuos que han desarrollado estas habilidades puedan
fijarse objetivos personales, tomar decisiones, identificar cuándo necesitan
pedir ayuda y hacerlo, ser individuos socialmente responsables, críticos y
comprometidos, obtener bienestar emocional y fluir (Flow, término usado
en el ámbito socioemocional), es decir, los transforma en personas conscientes
en búsqueda constante de su propio bienestar.
Existe confusión
entre inteligencia emocional, competencias emocionales y educación emocional;
esta última pertenece a la disciplina pedagógica, es un proceso educativo que
tiene como objetivo principal desarrollar competencias emocionales en los
individuos (Bisquerra y Pérez Escoda, 2007). La inteligencia emocional es un
concepto psicológico (Dueñas, 2002). La educación emocional puede entenderse como
un proceso de aprendizaje continuo y permanente que debiera existir durante
toda la vida, no sólo en las aulas, sino dentro del seno familiar, en los
trabajos, etcétera (Bisquerra y López-Cassá, 2020).
Desarrollar la
educación emocional genera en el individuo la capacidad de prevenir el estrés, la
ansiedad, la depresión, el consumo de drogas y la violencia (Vivas, 2003). Esto,
a su vez, mejora el rendimiento académico y disminuye los conflictos personales
y sociales, es por esto que es muy valioso enseñar y practicar estas
habilidades en los estudiantes.
Antecedentes
Contexto
Tras los cierres
prolongados de las escuelas es hoy más urgente que nunca dar herramientas a las
y los docentes para que puedan acompañar a sus estudiantes en su dimensión
socioemocional que se ha visto fuertemente impactada por la pandemia.
-
Claudia Uribe, Directora de la Oficina regional de UNESCO para
América Latina
A raíz del cierre
presencial de las escuelas en el mundo derivado de la pandemia, diferentes
organizaciones como la UNESCO han realizado diagnósticos al respecto y que nos
señalan la urgencia de acompañar emocionalmente a los estudiantes. La UNESCO ha
realizado estudios para medir la calidad académica (2022) pero, por primera vez, midió el
desarrollo de las habilidades socioemocionales, tras casi tres décadas de
evaluar la calidad de la educación en América Latina. Este estudio arrojó tres habilidades
urgentes a tratar: la apertura a la diversidad, que en México se encuentra en
84%; autorregulación escolar 67% y empatía 47%. Entre las lecciones
principalmente identificadas cito algunas:
·
Los
niños que tuvieron acceso a educación inicial registraron puntuaciones más
altas.
·
Es
crucial que los alumnos perciban un interés genuino de parte de los docentes en
apoyarlos.
·
“Cuando
hay una conexión emocional resulta importantísimo, hay un tema de bienestar”.
·
El
reconocimiento por parte de los docentes hacia la mejora de los alumnos es
fundamental.
·
Es
relevante un clima de orden en el aula para el desarrollo de habilidades.
En México, las políticas
educativas han sufrido reformas que afectan-benefician a los estudiantes y a la
comunidad educativa. Por lo general, la educación tradicional se ha centrado en
el desarrollo cognitivo e históricamente ha restado valor a lo emocional. El estudio
realizado por la UNESCO muestra que es importante acompañar a la comunidad para
disminuir la deserción, al menos que ésta no sea derivada de problemáticas
socioemocionales. En México, la Secretaría de Educación Pública (SEP) diseñó en
2007 el Programa de Prevención de Riesgos en la Educación Media Superior
(PPREMS), cuyo objetivo era enfrentar la problemática del abandono escolar e
identificar situaciones de riesgo en las que se encontraban los estudiantes de
preparatoria. Para esto se conformó una red de organizaciones civiles expertas
en temas de juventud, quienes trabajaban directamente en los planteles con el
personal escolar a través de un facilitador que acompañaba en este tema.
En 2008, la SEP
buscó crear alianzas con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PUND) y con el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (UNICEF);
posteriormente, con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Tecnología (UNESCO) para dar soporte técnico y operativo al
PPREMS, buscando innovar educativamente en el país y contribuir al
fortalecimiento de las organizaciones civiles participantes del proyecto. Es
aquí donde surge el proyecto Construye T (2020), que busca apoyar a los jóvenes
que cursan nivel medio superior para desarrollar su proyecto de vida y la
prevención de riesgos, como estrategia conjunta entre la SEP, el PNUD, la
UNESCO y la UNICEF.
Como ya se ha
mencionado, si bien no pueden erradicar todas las situaciones de riesgo, desarrollar
habilidades socioemocionales sí puede moldear y transformar conductas hacia
estas situaciones. Se puede empoderar a los individuos y guiarlos hacia la toma
de mejores decisiones, a crear empatía, a tener relaciones sociales mucho más
sanas, etcétera.
El programa Construye
T (2020) ha sufrido cambios y constantes modificaciones; originalmente fue
creado para acompañar a los jóvenes con la intención de reducir el abandono
escolar, a través de actividades que les permitían crear su proyecto de vida y
evitar violencia, adicciones o embarazo temprano. Para 2014, el rediseño del
programa dio un giro en el que se tenía como finalidad impulsar la educación
integral de los estudiantes, contribuir al desarrollo socioemocional, mejorar
el ambiente escolar y prevenir conductas de riesgo.
Construye T (2020)
hace énfasis, principalmente, en desarrollar estas habilidades en los jóvenes
porque se asocian con trayectorias académicas, personales y laborales más
exitosas; se relaciona con una mayor y mejor calidad en el aprendizaje, y
porque el mercado laboral demanda estas habilidades con mayor frecuencia, ya
que según datos de la Encuesta Nacional de Exclusión, Intolerancia y Violencia (ENEIVEMS, 2013) en la que participaron 1 500
alumnos de 150 escuelas (10 estudiantes por plantel), aplicada por la Secretaría
de Educación Pública, los estudiantes encuestados señalaban que se sentían
desprotegidos, 56% se sentía triste, 44% se sentía solo y 26% sentía que su
vida había sido un fracaso. Estos factores muestran cómo, si no se desarrollan
habilidades socioemocionales en niños y jóvenes, los chicos padecen mayor
porcentaje de problemáticas emocionales. En este caso, se toma como referencia
la encuesta de ENEIVEMS, ya que tiene el rango de edades y características
demográficas similares a los jóvenes de TSU, que participaron en el taller de
inteligencia emocional.
Insertar el
aprendizaje emocional dentro del aula, en el ambiente escolar, es fundamental
para que los procesos de enseñanza-aprendizaje y socialización sean exitosos,
ya que el convivir de manera simultánea permite garantizar el aprendizaje en
ambos rubros, tanto el cognitivo como el socioemocional.
Estudio
Este proyecto tuvo
como objetivo promover el fortalecimiento en la prevención, atención y
seguimiento de problemas socioemocionales en el grupo de segundo semestre de una
carrera técnica, a través del taller de inteligencia emocional insertado en la
materia de Comunicación visual y observar como
incidió positivamente en el aprendizaje y en la autopercepción del estudiante.
Este espacio fue idóneo para provocar en los alumnos el desarrollo de
habilidades socioemocionales coadyuvando a mejorar sus relaciones
intrapersonales y sociales.
La importancia de
desarrollar la inteligencia emocional es imperativa, ya que esta estabilidad
emocional permite que los sujetos se desempeñen mejor en sus relaciones intra e
inter personales, en sus actividades académicas, laborales y sociales.
Era de suma
importancia acompañar a estos sujetos emocionalmente, ya que se trata de alumnos
que se encontraban en situación de vulnerabilidad, pues nunca habían asistido
físicamente a la Universidad Iberoamericana, debido a que –como ya se mencionó–
ingresaron en agosto de 2020, cuando la situación sanitaria del país se
encontraba en semáforo rojo. Éste fue el primer detonador para identificar al
grupo al que se le acompañaría en este proceso; otras características que se
vislumbraban fueron las pérdidas (duelos) a las que se habían enfrentado los
participantes, la situación familiar, de amistad, encierro, pérdida de trabajo,
actividades recreativas, etcétera.
En el ámbito
académico, en otoño de 2020 los alumnos ingresaron de manera virtual al primer
semestre; al término del periodo, la deserción fue de 50%. Para segundo
semestre quedaron 11 alumnos matriculados (son los sujetos con los que se
trabajó este proyecto de intervención). Era muy importante fortalecer desde
todos los frentes el apoyo a los alumnos; en este sentido, tan importante era
la parte académica como la socioemocional para disminuir el porcentaje de
deserción. Al final de las sesiones de intervención, se logró evitar la
deserción en 100%. Respecto a lo académico, el promedio final de las
calificaciones del grupo fue de 9.27; más adelante se presentarán evidencias de
la evaluación socioemocional que permitirán ver un cambio significativo.
La estrategia
general fue crear un taller de intervención con carácter socioemocional
dirigido a un grupo de jóvenes –hombres y mujeres– pertenecientes al programa
Técnico Superior Universitario en Producción Gráfica de la Universidad
Iberoamericana, Ciudad de México, que se encontraban cursando el segundo
semestre de la carrera. El hecho de insertar el taller dentro de la materia
obligó a que 100% de los miembros del grupo participaran durante todo el
proceso.
Entre los
principales objetivos que se plantearon están desarrollar habilidades
socioemocionales para incrementar el bienestar subjetivo de los participantes (incluyendo
escenarios de duelo por muertes primarias); poner en práctica estrategias para
incrementar la autoestima; mejorar su empatía y comunicación asertiva; manejar
sus emociones de manera más constructiva, controlar el estrés y mejorar su
capacidad para tomar decisiones.
Las
características sociodemográficas a las que pertenecen los estudiantes son: las
edades oscilan entre 18 y 25 años; 47% fueron de sexo femenino, y 53% masculino;
estudios previos al ingreso al programa –bachillerato público, hábitos de
estudio deficientes, situación familiar variada (padres divorciados, trabajos
con poca remuneración económica, viviendas compartidas, pérdidas de familiares
o amigos por Covid), y situación laboral,
empleados en su mayoría (69% tienen empleo de cajera, asistente y obrero)–; dos áreas de
conocimiento académico que requieren reforzar porque mostraban deficiencias en
el ámbito académico son matemáticas y comunicación. Se muestra también reducido
conocimiento del idioma inglés. (Estudios realizados por la Dirección General
de TSU, 2019).
Comunicación
visual es una asignatura que tiene como seriación previa la materia de
Habilidades de comunicación para la gestión de proyectos, impartida en primer semestre.
Habilidades de comunicación es una asignatura clave, ya que regulariza a los alumnos
en temas de ortografía, redacción y comunicación oral. En el caso de
Comunicación visual es una materia que profundiza la realización de discursos
visuales, basándose en teorías de la comunicación y del diseño, lo que les
permite generar discursos visuales, argumentar el contenido y no enfocarse sólo
en lo técnico.
El taller se
desarrolló primero como proyecto de intervención que sería evaluado como
trabajo terminal de la Especialidad en Educación Socioemocional que cursó la
autora, por lo que contó con asesoramiento de expertos en la materia de
inteligencia emocional, así como en el ámbito curricular; fue así que se diseñó
el plan de trabajo y se insertó el taller de inteligencia emocional dentro de
la materia de comunicación visual, lo que permitió, entre otras cosas,
garantizar la asistencia y el número de participantes, las sesiones semanales y
la continuidad de avances. Si bien se tomaron algunos minutos dentro de las tres
horas de la materia para trabajar el taller (una sesión a la semana), se
programaron reuniones particulares con cada uno de los alumnos, lo que permitió
dar seguimiento personalizado, así como lecturas asociadas a las actividades.
Los instrumentos
de diagnóstico que se utilizaron son el Trait Meta - Mood Scale (TMMS24) Este
instrumento fue adaptado por Fernández-Berrocal, Extremeray
Ramos (2004), quienes elaboraron una versión en español, y permite medir el
metaconocimiento de los estados emocionales. La escala original está formada
por 48 ítems y fue diseñado por el grupo de investigación liderado por Salovey,
Mayer, Goldman, Turvey y Palfai
(1995). Un segundo instrumento fue el cuestionario de competencias y habilidades
emocionales (ESCQ-21), que se basa en el modelo de la inteligencia emocional de
Mayer y Salovey (1997) y evalúa las habilidades de comprensión, expresión y
regulación de las emociones. Por último, la aplicación de dos preguntas abiertas
sobre el estado de ánimo de los sujetos, de diseño propio.
Un par de
preguntas abiertas se aplicaron el primer día de sesión, ya que era importante
evaluar la redacción de los sujetos, pero, sobre todo, identificar los
principales estados de ánimo, así como las preocupaciones que tenían en ese
momento. Las preguntas fueron: ¿cómo me siento? y ¿qué temores tengo? Las
respuestas giraron en torno a sentirse entusiasmados, emocionados, motivados, cansados,
nerviosos, agobiados, expectantes y con cierta incertidumbre sobre el futuro
inmediato y los retos que tenían que enfrentar. Respecto a la segunda pregunta,
los principales temores eran perder a un ser querido, miedo, ansiedad, miedo a
la soledad y reprobar la materia.
Posteriormente, se
aplicó un cuestionario de habilidades emocionales que permitió identificar
aspectos emocionales específicos, debilidades y fortalezas en cada individuo,
esto facilitó el acompañamiento personalizado con cada uno. En la aplicación
del cuestionario de habilidades personales se identificaron las siguientes
habilidades como áreas de oportunidad para desarrollar durante el taller:
autoconocimiento, resolución de conflictos, autocontrol, autoconfianza,
equilibrio emocional, comunicación, empatía y capacidad de escucha.
La prueba constó
de 24 items,
la aplicación se realizó de forma colectiva, se resolvió en un tiempo
aproximado de cinco minutos; tuvo como finalidad evaluar la inteligencia
emocional intrapersonal percibida (atención a las emociones, claridad emocional
y reparación emocional). En estas respuestas
expresaban inquietudes emocionales considerables, como son miedo, ansiedad,
dudas, pero en particular estaban temerosos de perder a un familiar, amigo o la
propia vida. Es un sentimiento que coincide con la época de pandemia. Se
consideró importante incluir en la planeación de las sesiones temas de carácter
tanatológico para dar acompañamiento y soporte emocional en casos particulares
de depresión por duelo complicado (Calbuig, 2021), esto derivado de la
convivencia en clases y la confianza que tenían los estudiantes para abordar en
el grupo sus problemas personales.
Los principales
resultados que arrojó la prueba fue la necesidad de atender sobre todo las
emociones, claridad emocional y reparación
emocional, habilidades
socioemocionales para tener mejores relaciones con su familia, amigos y con el
entorno. Éstas se pueden aprender o desarrollar, de modo que las incorporemos a
nuestra vida como hábitos de comportamiento. Conociendo el grado de desarrollo
de cada una de nuestras habilidades podremos decidir qué habilidades trabajar.
Las imágenes 1, 2,
3, 4 y 5 muestran que tienen necesidades específicas, si bien de forma grupal
podemos identificar que las habilidades en las que se deben trabajar son:
equilibrio emocional, empatía y autocontrol, principalmente. Gracias a las
pruebas realizadas de manera individual, se pudieron trabajar áreas de
oportunidad específicas con cada integrante del grupo, como la autoestima y la
toma de decisiones responsables, así como canalizar a algunos sujetos al área
especializada de la Ibero, llamada Centro de Atención Estudiantil Universitaria
(2021), donde diagnosticaron a un sujeto con una depresión crónica y fue transferido
a apoyo psiquiátrico.
Imagen 1. Autoconocimiento
Imagen 2. Autocontrol
Imagen 3. Resolución
de conflictos
Imagen 4. Autoconfianza
Imagen 5. Equilibrio
emocional
Las gráficas
anteriores muestran un análisis grupal que arrojó la prueba de habilidades
emocionales, en el que podemos observar, por ejemplo, los niveles de
autoconfianza que se muestran en promedio en 3; en el caso de la empatía, algunos
sujetos tienen niveles superiores a 4, sin embargo, otros están por debajo del
3, donde el rango máximo era 6. Esta información fue determinante para elegir
las habilidades socioemocionales en las que se haría mayor énfasis durante la
realización del taller.
En la mayoría de
sesiones se utilizó el Mood Meter. Esta herramienta surge en el programa RULER (Recognizing, Understanding, Labeling, Expressing, and Regulating emotions), creado en el Centro para la
Inteligencia Emocional de la Universidad de Yale (YCEI, s. f.). El llamado “Medidor
emocional”, en colaboración con el Hope Lab, fue creado para ayudarnos a identificar cómo
estamos y a poner nombre a la emoción que sentimos en ese momento, y fue
utilizado en el taller para que los sujetos aprendieran a identificar sus
estados de ánimo y cómo iban cambiando conforme corría el tiempo de las sesiones.
Los recursos que
se consideraron para el diseño, implementación y evaluación del taller son:
·
Cronograma de 16 semanas de actividades.
·
Actividades didácticas tomadas de la plataforma de Construye
T – Cartas descriptivas.
·
16 horas de acompañamiento grupal.
·
Dos sesiones personalizadas con cada sujeto, con una
duración de 30 minutos cada una.
·
Apoyo de una segunda persona, realizando entrevistas y
dando seguimiento al proyecto, así como asesoría académica (Teaching load).
·
11 alumnos (5 mujeres y 6 hombres de entre 18 y 25 años)
·
Aula virtual - Zoom
·
Materiales de lectura, videos en YouTube.
·
Mood Meter – Medidor emocional.
·
Cuestionario de evaluación final (preguntas abiertas
sobre la percepción del taller, elaboración propia)
·
Proyecto final de la materia de Comunicación Visual –
Carteles informativos.
·
La evaluación de los alumnos en términos de la materia
curricular fue la elaboración de un cartel que se insertó en un trabajo final
de varias materias, publicado en un periódico. La contribución de la materia
fue elaborar un discurso visual en el que se mostró una justificación según la
Teoría Funcionalista o Estructuralista de la comunicación, una Ley de Gestalt,
un elemento de la retórica de la imagen, utilización de los colores según la
psicología del color, trabajar la tipografía, y demás elementos gráficos vistos
en varias materias durante el semestre. Sin embargo, se les ofreció elegir
entre dos temas para desarrollar su trabajo, uno era la salud física y la otra
era la salud psicológica en época de pandemia. Todos los integrantes, por
propia voluntad, decidieron el segundo.
Análisis de resultados
Se concluye que
las lecturas (abajo citadas) fueron particularmente útiles, los textos que se
utilizaron permitieron que los alumnos practicaran la lectura y mejoraran la
redacción (cubriendo el objetivo de la materia de comunicación visual) pero,
además, les permitió conocer y repensar sobre el tema emocional relacionado.
Las lecturas abordadas entre las sesiones fueron:
·
Carlos Clérico, Morir en
sábado; Lucía y Paco (tanatología).
·
Mario Benedetti, La muerte y otras sorpresas
(lectura atenta).
·
Rick
Hanson y Forrest Hanson, Resiliente (compasión, entereza, gratitud,
motivación y generosidad).
·
Robin Sharma, El club de las 5 de la mañana; El día de
mañana es un regalo, no un derecho (trascendencia).
·
Anna Morató, De grande
quiero ser feliz; Como la trucha al trucho (autoestima).
El medidor
emocional ayudó a los participantes a reconocer y gestionar sus emociones, a
poder identificarlas y saber qué hacer con ellas; fue una dinámica tan
repetitiva que les permitió practicar y aprender. A continuación, algunos
ejemplos.
Respecto al
proyecto de cartel, es muy interesante, como se podrá constatar, que todos los
integrantes del grupo decidieron abordar el tema de salud mental, en lo que se
estuvo de acuerdo. Otra característica que es importante señalar es que,
durante todo el semestre, los alumnos estuvieron haciendo investigaciones respecto
al tema elegido para tener elementos reales, información de la patología que
iban a trabajar.
A continuación, se
muestran algunos ejemplos de los carteles, que claramente cumplen con los
elementos solicitados (La Teoría Funcionalista o Estructuralista de la
comunicación, una Ley de Gestalt, un elemento de la retórica de la imagen,
utilización de los colores según la psicología del color, trabajar la
tipografía, y demás elementos gráficos vistos en varias materias durante el
semestre).
Autores: Alonso y
Rodríguez, 2021.
Autores: Niño y Torres, 2021.
Autores: Martínez y Vázquez, 2021.
Con este ejercicio
se cumplieron los objetivos de ambos programas, el académico (desarrollar
habilidades de comunicación y plasmarlos en productos visuales, sustentado en
teorías de la comunicación, de Gestalt, retórica de la imagen, así como de los
elementos gráficos, uso de paquetería de diseño, psicología del color y
argumentación) y el socioemocional (desarrollar habilidades de inteligencia
emocional en pro de mejorar sus relaciones intra e interpersonales). Si bien
fue un reto administrar ambos temas de manera simultánea, la meta fue alcanzada
y con éxito. Los alumnos desarrollaron su inteligencia emocional a través de
los contenidos académicos de la materia, lo cual indica que el taller fue
exitoso.
Una inquietud de los
responsables del programa, que manifestaba al inicio del semestre, era el alto
grado de deserción del semestre previo, se infiere que este taller coadyuvó
para lograr la permanencia del 100% de los alumnos durante el periodo. Cuatro
integrantes del grupo identificaron problemáticas personales y fueron
canalizados al Centro de Atención Estudiantil Universitaria (CAEU, 2021) de la
Universidad Iberoamericana (ahora se llama Coordinación de Tutoría y
Orientación Educativa); uno de ellos, a su vez, fue transferido a apoyo psiquiátrico
por presentar un cuadro crónico de depresión. Estos casos identificados y
atendidos a tiempo hablan de otra ventaja inesperada del taller.
Según el
cuestionario de habilidades emocionales aplicado al término del taller, se
muestran resultados alentadores en la mayoría de los casos, interpretando esto
como que las herramientas emocionales adquiridas durante las sesiones, fueron
aprendidas y practicadas por los estudiantes; por otro lado, también existe un
par de casos donde los resultados mostraron un decremento en los porcentajes de
las habilidades emocionales trabajadas, esto se traduce en que ahora son mucho
más conscientes de sus emociones, pueden reconocerlas y manejarlas.
Respecto a las
preguntas abiertas aplicadas (por diseño propio) al final del curso, se
identifica el valor agregado que percibieron los participantes, cito:
“Preocuparse y
accionar con el tema emocional, fue un súper plus en la asignatura, eso me
ayudaba a sentirme en una clase real y no tan virtual. Lo apreciamos mucho”.
“Debería existir un espacio exclusivo y
obligatorio para aprender de las emociones”.
Discusión sobre resultados
Al término del periodo
semestral y con los objetivos académicos y de la intervención socioemocional
alcanzados, se concluyó que fue un acierto implementar el proyecto
socioemocional dentro de la materia de comunicación visual. A continuación, se
describen los factores que coadyuvaron para lograr su éxito:
·
Fundamentar el proyecto con bases teóricas sólidas de
autores reconocidos y expertos en el ámbito de la inteligencia emocional, como
son Bisquerra, López-Cassá, Salovey, Mayer, Goleman,
Bar On, Extremera y Fernández- Berrocal.
·
Conocer los antecedentes en el área emocional y explorar
los proyectos que ya existían, generados por la SEP (2015), UNICEF, UNESCO y Construye
T permitió que se pudiera diseñar una estrategia pedagógica. Si bien hay
programas, talleres y pláticas de temas socioemocionales, éstos son de carácter
aislado o complementario en las escuelas; el hecho de haber realizado el cruce
de la materia de Comunicación Visual y el contenido del taller socioemocional,
arrojó resultados satisfactorios.
·
Obligatoriedad de la asistencia durante las 16 semanas. Insertar
el taller dentro de la materia obligatoria, garantizó la permanencia de los
estudiantes en 100%. Existen casos en los que, al proponer cursos gratuitos,
los interesados suelen inscribirse y desertar, esto repercute en la adquisición
de conocimientos.
·
Las lecturas, videos y demás actividades compartidas,
permitieron que los alumnos aprendieran y reforzaran los conocimientos expuestos.
Abordar la parte lectora con temas de su interés fortaleció de manera natural la
adquisición y puesta en práctica de los conocimientos.
·
El respeto fue un factor primordial, ya que durante las
sesiones siempre hubo escucha activa y retroalimentación de los comentarios
expuestos por todos los integrantes del grupo. Desde la primera sesión se
invitó y motivó a los alumnos a tener respeto, empatía y participación activa.
·
La disposición y apertura de los alumnos para compartir
temas personales creó una atmósfera de confidencialidad. Encontraban estas
sesiones como un espacio plural, libre y de confianza donde se sabían
escuchados.
·
El apoyo de la coordinación de la TSU, quien no sólo
autorizó la implementación del taller, sino que, al conocer los resultados, solicitó
que la actividad se volviera cíclica, por semestre. Adicional a esto, la
mancuerna formada por la profesora quien imparte el Teaching load (asesoría académica) y la docente y especialista en educación
socioemocional, facilitó el diagnóstico y complementó desde el acompañamiento
de los alumnos, ya que se atendieron ambas áreas de manera simultánea.
·
Desarrollar
la inteligencia emocional en las personas puede contribuir a un estado de
bienestar mucho más exitoso que si sólo
nos ocupamos
de la inteligencia cognitiva. Esto permitió que los alumnos se sintieran motivados y
creativos a la hora de desarrollar los carteles finales, con temáticas de su
interés.
Si bien hoy día pareciera que estamos
transitando a un estado endémico en el tema Covid 19, y que dependerá de cómo
los gobiernos y áreas de salud lo gestionen y los recursos económicos, lo que
es una realidad es que los estragos emocionales que ha dejado este proceso
pandémico son y serán irreparables. Las pérdidas de personas son irreversibles,
los ciudadanos debemos aprender a vivir con las ausencias. Seguirán muriendo
personas, habrá cambios sociales, políticos, culturales, educativos,
financieros, etc., y las personas debemos fortalecer nuestra inteligencia
emocional para poder enfrentar los mismos. Una lección fundamental que
aprendimos en esta época es a ser resilientes, esto es gracias a las
habilidades emocionales adquiridas, no sólo en el aula, sino en la vida.
Hoy debemos comenzar a repensar
estrategias para incluir los temas socioemocionales dentro de las aulas y en
particular en las materias cursadas durante la vida escolar, se puede garantizar
esta puesta en práctica y fortalecer emocionalmente a los futuros ciudadanos
del país, dotándoles de herramientas para poder gestionar su actuar, pensar y
sentir en la vida, en búsqueda del constante estado del bienestar.
Es importante que los profesores o
facilitadores dentro de las aulas tengan un genuino interés por buscar el
acompañamiento emocional de los estudiantes, ya que éstos lo perciben como
obligado o real y se abren a esta última opción. Sin embargo, entonces
tendríamos que empezar por capacitar y acompañar a los profesores, dotarlos de
herramientas socioemocionales para que el conocimiento pueda permear de manera
natural pues, ¿cómo podemos ayudar a los alumnos, si antes no se ayuda a los profesores?
Un hallazgo relevante del estudio fue
el proceso de formación de la docente del grupo en cuestión, quien contó con la
formación profesional para impartir la materia disciplinar (Comunicación) y a
su vez cursó la especialidad en educación socioemocional. Esto le permitió
compartir estrategias para diseñar, implementar y evaluar el proyecto de
transversalización (Disciplina-comunicación / Educación Socioemocional)
(Bedoya, Gómez y Ríos, 2018). Con esto se concluye que es imperativo dotar a
los docentes de habilidades socioemocionales para que puedan incluir en sus
prácticas dentro de las materias propias de sus disciplinas estos temas y
permitir que el conocimiento enseñado a los alumnos sea de manera natural,
genuina y exitosa.
Se pone a su consideración este caso
pues, en la medida en que se trabajen temas socioemocionales y se difundan, se
podrá influir en otros para dar a conocer ideas de buenas prácticas y así poder
replicarlas en nuestro entorno. Este tema no es estático, por el contrario,
debemos continuar creando, practicando, investigando, desarrollando y
actualizando las habilidades socioemocionales.
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